Tras tres noches de protestas contra la impunidad policial y unos 300 detenidos, un centenar de personas participaron el sábado en Nueva York del funeral de otro joven negro desarmado abatido por un oficial blanco, un nuevo y controvertido caso que será tratado por un jurado popular.
Akai Gurley, de 28 años, murió de un balazo disparado por un oficial blanco en las escaleras de un complejo habitacional de Brooklyn (sudeste de Nueva York) el pasado 20 de noviembre. Gurley era “totalmente inocente”, según admitió el jefe de la Policía de Nueva York, Bill Bratton.
Su caso se suma al de Eric Garner, el hombre negro de 34 años, que murió en julio pasado en Nueva York tras ser tomado por el cuello por un oficial blanco en un violento arresto, un hecho calificado de homicidio por los forenses.
Desde la exoneración del policía Daniel Pantaleo el miércoles pasado por un jurado popular, Nueva York y otras ciudades estadounidenses son escenario de protestas, que en la Gran Manzana han dejado un saldo de más de 300 detenidos en tres noches.
El funeral de Gurley se celebró el sábado por la mañana en la iglesia bautista Brown Memorial de Brooklyn, con la presencia de un centenar de personas, entre ellas su madre, Sylvia Palmer, y su novia, Melissa Butler, constató la AFP.
“Te pedimos que permitas que el nombre del hermano Akai Gurley viva por siempre mientras continuamos luchando por lo que es correcto en este país y en este mundo”, dijo el reverendo Clinton Miller, al lado del féretro gris metalizado con el cuerpo del joven.
En medio de la tensión racial por este nuevo caso, el fiscal de Brooklyn, Ken Thompson, anunció el viernes que pedirá la formación de un jurado popular para analizar la evidencia de lo ocurrido con Gurley.
“No ha hecho nada malo. Era un buen chico, bueno, que amaba a su familia y amaba a su hija”, dijo la madre el viernes al hablar en público por primera vez pidiendo justicia.
Las protestas por la impunidad policial se han multiplicado en Estados Unidos desde la decisión hace menos de dos semanas de un jurado de Ferguson (Misuri, centro) de no inculpar a otro oficial blanco por la muerte de Michael Brown, joven afroestadounidense de 18 años abatido en agosto pasado.
A los casos de Nueva York y Misuri se agrega la muerte el 22 de noviembre de un niño negro de 12 años, abatido a balazos por un policía que acudió a un parque en Cleveland (Ohio, norte) tras un llamado de emergencia según el cual en el lugar había un menor empuñando un arma, que resultó ser de juguete.