Yecenia Armenta Graciano vivió una pesadilla. Pero no aquellas que duran pocos minutos durante una noche. Esta perduró cuatro interminables años. Comenzó el 10 de julio de 2012 en Sinaloa, México y terminó hoy, cuando un juez la absolvió de los cargos que se le habían inventado.
Ese día de 2012 la Policía Ministerial de Sinaloa la detuvo. Fue golpeada, violada y asfixiada, durante 15 horas. Una tortura impiadosa que su cuerpo apenas pudo soportar. Luego de ese tiempo, Yecenia “confesó” haber participado del asesinato de su marido. Acto seguido, iniciaron la denuncia y la acusación contra la mujer.
La Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa no hizo caso a las constantes advertencias que organismos internacionales realizaron respecto a los sometimientos que había sufrido la mujer. Cómplices de la Policía Ministerial que la había torturado y golpeado, prosiguieron con la acusación del grave delito. Desatendió así las alarmas que emitió la Comisión Nacional de Derechos Humanos y las pruebas que se presentaron que corroboraban los tormentos.
Ante las evidencias desatendidas, varias organizaciones internacionales iniciaron campañas para que la Justicia libere a Yecenia. Miles y miles de firmas pudieron reunirse para que por fin un magistrado atendiera el pedido.
“La increíble crueldad de la tortura que sufrió Yecenia es parte de las actividades diarias de las policías mexicanas, quienes rutinariamente presentan evidencias ilegales en investigaciones penales en todo el país. Su puesta en libertad el día de hoy da una luz de esperanza a aquellas personas encarceladas injustamente en México“, dijo ErijaGuevara Rosas, Directora para las Américas de Amnistía Internacional, uno de las instituciones que más denunció la injusticia que se cometía con Graciano.
El caso de Yecenia no es el único de torturas que se conoce en México y que son denunciados por organismos nacionales e internacionales. Sin embargo, la impunidad parece moneda corriente y la complicidad entre los agentes policiales, la justicia y la Procuraduría de cada estado son evidentes. “El hecho de que ninguno de los torturadores de Yecenia haya pisado la cárcel demuestra la falta de independencia de las autoridades en este caso“, agregó Guevara Rosas.