MIAMI. Los cantantes puertorriqueños Luis Fonsi y Daddy Yankee criticaron hoy que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, haya versionado su éxito “Despacito” para hacer “propaganda” de la próxima elección de la Asamblea Constituyente.
“Mi música es para todos aquellos que quieran escucharla y disfrutarla, no para usarla como propaganda que intenta manipular la voluntad de un pueblo que está pidiendo a gritos su libertad y un mejor futuro”, aseguró Fonsi en un mensaje publicado hoy en su cuenta de Instagram.
Fonsi dijo que no fue consultado sobre el uso de la canción y aseguró que tiene que “haber un límite” en las versiones que se hacen de este éxito, el tema con el mayor número de reproducciones “streaming” de la historia.
El sanjuanero lamentó que se haya modificado la letra de “Despacito” para “fines políticos”, especialmente en este caso y cuando Venezuela está envuelta en una “deplorable situación”.
En un mensaje también en su cuenta de Instagram, Daddy Yankee dijo que Maduro se había apropiado “ilegalmente” de esta canción en una “burla” para el pueblo venezolano.
“Con ese nefasto plan de mercadeo, usted solo continuará poniendo en evidencia su ideal fascista, que ha matado a cientos de héroes y (causado) más de 2.000 heridos”, afirma con rotundidad el reguetonero puertorriqueño.
Los medios han difundido imágenes del último programa dominical del presidente venezolano, en el que fue presentada la versión de la canción para el proceso constituyente que impulsa el Gobierno en medio de una crisis generalizada y de protestas callejeras que han dejado más de 100 muertos desde abril pasado.
“Despacito, ejerce tu voto en vez de las balas/ que con tus ideas siempre en paz y calma/ y que la esperanza brille en tu alma”, dice la nueva versión de la canción, que remarca “la Constituyente va, ejerce tu voto”.
El próximo 30 de julio los venezolanos están convocados a las urnas para elegir a los más de 500 miembros de una Asamblea Nacional Constituyente que redactarán una nueva Constitución y que tendrán facultades para reordenar el Estado sin que nadie pueda oponerse.