SANTO DOMINGO. La Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus) consideró necesario la reforma del voto preferencial, ante la “evidente desnaturalización” de este método debido al arrastre entre diputados y senadores, así como la aplicación del método para la asignación de escaños en el Congreso Nacional.
En un comunicado, Finjus argumentó que en el caso del arrastre “resulta contraproducente de cara al fin ulterior de esta figura al distorsionar la intención del votante limitando a un partido determinado su voluntad de elección”.
“La utilización conjunta de estas dos figuras -el voto preferencial junto al método de arrastre- implica una eliminación de la elección por preferencia que es lo que, precisamente, viene a garantizar el voto preferencial”, expone el organismo de la sociedad civil.
“Las desavenencias vistas en la experiencia electoral pasada en torno al voto preferencial no se deben a la existencia y/o esencia per se de este método de votación sino más bien a las deficiencias de la normativa que lo configura y las prácticas tradicionales que reflejan la profunda debilidad institucional del sistema de partidos de nuestro país”, apuntó Finjus.
Al mismo tiempo, la Finjus llama a cuestionar el método matemático para la asignación de los escaños congresuales, llamado D’Hondt, ya que a su juicio “este se ajusta y responde más al mecanismo de listas; esto así dado que este sistema de conteo termina por impedir que el candidato más votado sea el electo, al darse la posibilidad de que el partido que lo postuló podría no alcanzar los votos suficientes para obtener alguna representación, como ocurre en la actualidad”.
El sistema D’Hondt es un método de promedio mayor que se caracterizan por dividir a través de distintos divisores los totales de los votos obtenidos por los distintos partidos, “produciéndose secuencias de cocientes decrecientes para cada partido y asignándose los escaños a los promedios más altos”.
Sostuvo que este escenario muestra que “la legislación actual se ha convertido en un mecanismo operativo que ha favorecido aún más a las estructuras partidarias y en la práctica ha debilitado la intención del voto directo de la ciudadanía”.
Llamó a la comisión bicameral que estudia el proyecto de Ley Orgánica del Régimen Electoral y de Partidos y Agrupaciones Políticas a ponderar “una estructura coherente que sea establecida en el proyecto de Ley de Partidos Políticos y la Normativa del Régimen Electoral, contemplándose en esta última, la eliminación del denominado “arrastre” y de cualquier método que no exprese simbólicamente la representación directa de la soberanía popular”.