Por: Adolfo Pérez De León. Ingeniero industrial y Vicepresidente Nacional del PRM.
A raíz de pronósticos certeros, tendencias en encuestas y del pálpito en las calles de todo el país, podemos afirmar con total seguridad de que Luis Abinader se proyecta como el nuevo presidente electo de la República Dominicana a partir de este domingo 5 de julio.
Los jugadores del tablero político hicieron sus movidas, intentaron menoscabar la legitimidad de Luis Abinader, de alterar la conexión que tiene con las grandes mayorías, de torpedear su reputación. Nada ha resultado, el juego se acerca a su fin con un claro ganador a la vista en primera vuelta, el candidato presidencial del PRM y aliados.
Así nos lo revela la lógica de la inducción hacia atrás, la cual consiste en resolver un problema o situación partiendo desde su final, para determinar cuáles son las acciones óptimas que se deben tomar en función del objetivo: que ese final se concretice.
Según las principales encuestas electorales -Gallup – HOY, Mark Penn, Greenberg-DL, Luis Abinader será presidente en cualquier escenario, ya sea en primera o ensegunda vuelta. Por tanto, no es una cuestión de si ganará las elecciones, sino más bien, del costo económico, social y político que implicaría embarcarse en una innecesaria segunda vuelta.
Si tomamos en cuenta la profunda crisis económica y social en la que el mundo está envuelto, producto de la emergencia sanitaria a raíz del covid-19, sumado a que un proceso electoral de por sí es costoso, todo este escenario le ha salido al país verdaderamente cuesta arriba.
Primero, estuvo el fiasco del voto automatizado y de las elecciones municipales fallidas de febrero pasado. Luego, con la pandemia ya en el país, se produjo una abstención importante en las elecciones municipales extraordinarias, aunque a pesar de ello, el PRM y sus aliados, de todos modos, obtuvimos una histórica y holgada victoria.
En total, tenemos seis meses de incertidumbre política, y miles de millones de pesos malgastados, sin rendir cuentas, porque algunos se creyeron con la vía libre para gastar dinero público en el marco del estado de emergencia. Por eso y más, una segunda vuelta, con la tendencia en claro favor de Luis Abinader, sería absolutamente innecesaria por el dispendio económico que esto significaría.
Además de extender la incertidumbre política, antecedidos por el mal manejo de la pandemia, la campaña sucia y todos los problemas asociados con este período electoral, estamos seguros de que ningún ciudadano responsable quisiera verse envuelto en este clima enrarecido mucho tiempo más. De hecho, somos más los que queremos agotar este proceso y pasar a otra etapa, a partir del lunes 6 de julio.
Como la gran mayoría de los dominicanos, votaremos por Luis Abinader en primera vuelta. Si como todos los sondeos indican, votamos en masa, de manera responsable, guardando las precauciones de salud, no tendremos que pensar en una segunda vuelta y en las incertidumbres que eso conlleva, porque todo habrá terminado en primera vuelta.
No le demos más larga a la inevitable victoria del cambio y de la nueva política. No ganamos nada como país posponiendo lo que la lógica, la tendencia y el gran deseo de los dominicanos garantiza: Luis Abinader presidente en primera vuelta.