Por Daniel Trotta y Kim Palmer
CLEVELAND (Reuters) – La libertad bajo fianza para el ex conductor de un autobús escolar acusado de secuestrar y violar a tres jóvenes mujeres durante una década en su casa de Cleveland fue fijada el jueves en 8 millones de dólares en una corte de la ciudad estadounidense.
Fue la primera vez que Ariel Castro, de 52 años, apareció en público desde su detención el lunes, después de la liberación de las mujeres y una niña de su casa en un barrio humilde de Cleveland, Ohio.
En un tribunal municipal de Cleveland, Castro lucía inexpresivo y con las manos esposadas ante la jueza Lauren Moore, que estableció su libertad en dos millones de dólares por cada una de las mujeres y la niña, que nació en cautiverio.
El hogar de Castro “era una cárcel para esas tres mujeres y la niña”, dijo a la jueza el ayudante del fiscal del Condado de Cuyahoga Brian Murphy.
“Hoy la situación se ha vuelto contra él. El señor Castro está ante usted como cautivo, prisionero”, agregó.
Castro fue formalmente acusado el miércoles con cuatro cargos de secuestro y tres de violación. No habló ni confesó en su primera aparición ante la corte el jueves.
El hombre se mantuvo de espaldas al público y los medios presentes en la sala.
“No quería salir en cámara”, dijo su abogada asignada por la corte, Kathleen DeMetz, tras la audiencia.
DeMetz dijo que Castro necesitaría 800.000 dólares en efectivo para salir de la cárcel.
“El hombre no tiene dinero”, dijo. “Claramente no lo tiene”, añadió.
DeMetz dijo al tribunal que Castro estaba desempleado. El hombre fue despedido como conductor de autobuses escolares en noviembre. Ahora se le vigila en prisión en caso de que pretenda suicidarse y se espera que sea mantenido en aislamiento, explicó la abogada.
La fianza de ocho millones de dólares que estableció la jueza es más alta que los cinco millones que pidió el fiscal. La magistrada también ordenó que Castro no tenga contacto con las víctimas o sus familias.
Autoridades dijeron que las tres mujeres estaban a veces encadenadas o atadas y soportaron hambre, golpes, ataques sexuales y, en el caso de una de ellas, varios abortos inducidos deliberadamente por su captor.
El cautiverio de las mujeres y la niña terminó el lunes después de que los vecinos, que acudieron a la casa por unos gritos de socorro, entrasen para rescatar a Amanda Berry, cuya desaparición en 2003 un día antes de cumplir 17 años fue publicada ampliamente en los medios locales.
La grabación de sus llamadas de emergencia esa tarde, en la que dijo: “He sido secuestrada y he estado desaparecida por 10 años y estoy aquí. Ahora soy libre”, se han reproducido incontables veces en las cadenas de televisión de todo el mundo.
Rescatada junto a Berry, ahora de 27 años, estaba su hija de 6, concebida y nacida durante su secuestro, y otras dos cautivas, Gina DeJesus, de 23 años, que desapareció en 2004, y Michelle Knight, de 32, que desapareció en 2002.
Inicialmente, los dos hermanos de Castro -Pedro, de 54 años, y Onil, de 50- también fueron detenidos como sospechosos, pero la policía no presentó cargos contra ellos porque los investigadores determinaron que no sabían del secuestro de las mujeres.
Se presentaron ante la corte el jueves por delitos menores sin relación a los secuestros y fueron liberados.
Berry dijo a los agentes que su escape el lunes fue su primera ocasión de salir en los 10 en los que estuvo secuestrada, aprovechando una ausencia momentánea de su captor.
HAMBRE Y ABORTOS
También quedó patente que el embarazo de Berry de su hija no fue un hecho aislado, según el concejal de Cleveland Brian Cummins, que basó su información en un informe policial de la investigación inicial.
Cummins dijo que una de las tres mujeres había sufrido al menos cinco abortos causados intencionalmente por Castro al privarla de comida durante semanas y golpearla en el abdomen.
Cummins agregó que no sabía de qué mujer se trataba.
El bebé de Berry nació en una piscina inflable de niños el día de Navidad de 2006, dijeron las autoridades. Se realizará una prueba de paternidad.
Todas las mujeres estuvieron en el sótano por largos periodos, atadas con cuerdas y cadenas, según Cummins. Las autoridades han descrito las condiciones como sórdidas.
Cummins dijo que las víctimas estuvieron apartadas en la casa hasta que su captor confió lo suficiente en su control como para dejarlas mezclarse. Aunque se encontraban en la misma vivienda, las tres mujeres estaban aisladas en habitaciones diferentes, pero sabían de la presencia de las otras.
Las mujeres dijeron a la policía que sus secuestros ocurrieron cuando Castro se ofreció a llevarlas en su vehículo y ellas aceptaron.