Por: Sonia Bejarán Maldonado, M.A.
La familia como base de la sociedad tiene como función principal socializar al individuo, mediante el proceso de socialización el individuo debe aprender el contacto con la sociedad y entre las demás personas. El medio en que el ser humano se desenvuelve influye de manera directa en la comisión de los actos que realiza a lo largo de su vida.
Cuando ocurre crisis en la familia surgen alteraciones que afectan a todos sus miembros, lo que en ocasiones lleva a los/as jóvenes a buscar refugio y comprensión en grupos con los cuales se identifican, pues a través de ellos afirman su personalidad mediante las acciones de sus integrantes. La relación del adolescente con sus padres se debate entre una combinación de estabilidad y cambios donde se modifican las interacciones de acuerdo con las exigencias que emergen.
Los medios de comunicación a diario dan a conocer hechos de violencia acaecidos en la sociedad. La violencia debe ser analizada como un fenómeno social muy peligroso, que está actuando entre nosotros como si fuera el único medio por el cual unos pocos hacen oír su voz, mientras que la mayoría, perjudicada, ha de seguir soportando; lamentablemente ésta ha penetrado la intimidad de la familia y es así como esposos, padres e hijos, hermanos y otros familiares cercanos se agraden entre sí, se dañan tanto física como psicológicamente.
No cabe duda, la violencia familiar es producto del caos, del desafecto e incomprensión en que se encuentra envuelta la sociedad dominicana, lo cual conlleva además de la agresividad física y moral, a la inversión de valores. De ahí que aparecen y se cree en falsos líderes que definen sus actuaciones apoyados en el tener más, afianzándose en la adquisición de tener cosas materiales nocivas al cuerpo y al espíritu y obviando el ser más.
La violencia es un mal que se ha generalizado y también ha tocado a los jóvenes, es por esto que se comenta sobre delincuencia juvenil y para comprender este problema hay que considerar los factores sociales, el ambiente familiar y la organización propia del delincuente.
Al hablar de delincuencia juvenil se está mencionando un subgrupo de jóvenes cuya conducta no se guía por actuaciones socialmente aceptadas por la mayoría, ni sigue la misma pauta de integración de la mayoría sino que por el contrario da lugar a un tipo de actividades que los sitúa en franca oposición con la legalidad.
La delincuencia juvenil se ha tornado en una problemática preocupante en la sociedad dominicana, que va adquiriendo dimensiones particulares
Las razones citadas con anterioridad hizo que motiváramos y asesoráramos un estudio que fue realizado en la Universidad Tecnológica de Santiago, Recinto Moca, por las estudiantes de la Carrera de Psicología Rafelina López y Yohanna Núñez sobre los factores psicosociales que influyen en la incorporación de los adolescentes en las bandas juveniles en el municipio de Moca.
La citada investigación concluyó que los factores determinantes e incidentes para que los jóvenes ingresen a las bandas son los problemas emocionales, la desintegración familiar, los conflictos conyugales, la falta de bases sólidas dentro del hogar, el sentimiento de rechazo sentido por los adolescentes, la situación socioeconómica de la familia y del país, padres alcohólicos, trastorno de personalidad, poca preparación académica, no tener trabajo y la influencia de amigos.
Las bandas juveniles en su mayoría, han presentado enfrentamientos entre bandas en los cuales han resultado heridos, mutilados y muertos. En algunos jóvenes se pudo percibir cierto grado de conciencia manifestando haber tenido deseo de salir, aunque nunca han hecho el intento por los riesgos que se corre.
En muchos casos la actividad delictiva comienza a manifestarse por pequeños robos a familiares, vecinos, amigos, tiendas, almacenes y supermercados. Luego, se hace más intensa y se llega a los actos delictivos más graves.
El estudio planteó entre sus recomendaciones brindar más apoyo a las instituciones de carácter terapéutico a fin de contribuir a la reintegración de jóvenes para ofrecer a éstos y a sus familiares la orientación adecuada; reforzar las organizaciones como clubes, juntas de vecinos, asociaciones para que participen en la gestión de los asuntos comunitarios con el fin de presentar ayuda a los jóvenes que la necesitan. Además, se plantea que los medios de comunicación deben dar a conocer la contribución positiva de los jóvenes a la sociedad, para aumentar el deseo de ser mejor y la autoestima del joven y difundir informaciones relativas a la existencia en la sociedad de servicios, instalaciones y oportunidades destinadas a los adolescentes.
Por el bien de la sociedad es un deber de todos sus miembros tomar conciencia del grado de violencia que cada uno de nosotros genera en nuestra casa, en nuestro trabajo, en la calle o donde sea que convivamos.
Todos debemos participar en acciones que busquen reintegrar la paz, la armonía mental, interior y anímica que se traducirá en sentimientos tranquilos y apacibles y la gente de bien invertirá sus esfuerzos en lograr mayor productividad.
Urge formar una estructura sólida y coherente que muestre mayor fortaleza por la solidaridad y compromiso para poder enfrentar la malsana oferta que a todos los niveles están haciendo los mercaderes de vicios y la corrupción en general. Nuestra sociedad tiene que ser liberada, de lo contrario las consecuencias serán funestas para el desarrollo de la familia, la sociedad y el país.