Santiago. A la contaminación que se desprende por los excrementos lanzados a los ríos San Francisco y Jacagua, la comunidad El Cocal, al norte de este municipio, lleva dos años prácticamente aislada.
Para poder acceder a la comunidad habitada por aproximadamente 220 familias, sus moradores han tenido que levantar en dos ocasiones un puente de madera.
La caída de la pasarela, con las inundaciones dejadas por las lluvias en el 2016, obligaron a sus moradores a unirse, y con trozos de madera inventar un lugar de paso.
Josefina Aybar, residente en El Cocal, comunidad perteneciente al distrito municipal de San Francisco de Jacagua, lamenta que por el descuido de las autoridades, cada vez que llueve y crecen los dos ríos que se unen en el mismo punto donde levantaron la pasarela en madera tengan que hacer una larga travesía o quedar aislados.
“En esta zona son muchas las viviendas que están en la ribera de los dos ríos, algunas afectadas por sus crecidas y tampoco nadie ha venido a ayudarnos”, apunta Josefina Aybar.
De su lado, José Delio Cruz denuncia que los excrementos lanzados desde un residencial, contribuya a que los dos principales afluentes de esa zona se conviertan en foco de contaminación.
El hedor de las aguas,ocasiona problemas respiratorios en la mayoría de los habitantes de El Cocal.
“Recuerdo que hace dos años, aquí vino Ramón Pepín, del Ministerio de Obras Públicas, la gobernadora, Aura Toribio, el senador y el encargado distrital de San Francisco de Jacagua, y dieron el primer picazo para la construcción, y nos dejaron a todos con la promesa de que terminarían el puente en cuestión de semanas”, refiere José Delio Cruz.
La contaminación de los dos ríos es tal que prácticamente están secos. Los excrementos contaminan la calidad de las aguas y el hedor afecta la salud de los moradores