Cada mañana, la Fundación Manos Unidas por Autismo abre sus puertas para recibir a personas que viven con esta condición. Allí, sin importar la edad, se les brinda terapias de diferentes tipos y, al mismo tiempo, la oportunidad de crear y aprender.
Actualmente tiene una matrícula de 186 personas, entre el año y medio y 54 años, que viven con esta condición, pero la falta de espacio y de recursos económicos para contar con mayor número de terapeutas, le impide a la fundación recibir a todos los que necesitan de esta atención, por lo que la lista de espera se hace cada día más larga.
Esto preocupa, asegura su presidenta Odile Villavizar, sobre todo por los adolescentes, ya que la mayoría de los centros especializados del país solamente reciben niños y niñas hasta los 10 años, dejando sin opciones a los de mayor edad.
Como muestra, señala, que de los 183 inscritos que tiene la institución, cerca de 100 son adolescentes y jóvenes.
“Son grupos que ya no los aceptan en el colegio y los padres no pueden pagar el costo de un colegio especial”, precisó.
La mayor lista de espera es de terapia del lenguaje, donde hay 63 personas en cola, así como en terapia ocupacional, área en que el personal especializado es escaso, y en terapia conductual.
En la Fundación Manos Unidas por Autismo las personas reciben servicios de pedagogía, terapias grupales, individuales y familiares, psicomotriz, ocupacional, de habla, talleres de arte, estimulación, grupo de apoyo para padres, escuela para padres, taller de habilidades sociales y preparación para la vida adulta.
La falta de un terapeuta ha obligado a suspender la terapia del habla. Sus mayores necesidades son personal especializado y recursos para pagarles.
La entidad fue creada en el 2007 por la necesidad que tenían un grupo de padres, encabezados por Villavizar, de encontrar apoyo para sus hijos. Actualmente cuenta con 325 familias registradas y 186 personas con autismo.





