San Salvador, 10 may (EFE).- El expresidente de El Salvador Francisco Flores se convirtió en prófugo de la justicia por acusaciones de que se apropió de una ayuda millonaria de Taiwán para su Gobierno y que él admitió públicamente que recibió a título personal.
Flores, de 54 años y en paradero desconocido desde enero pasado, figura desde este viernes en la lista de las personas más buscadas en el mundo por la Policía Internacional (Interpol), que ya incluyó su perfil y presuntos delitos en su sitio web.
La Interpol acogió, por gestiones de la Policía Nacional Civil de El Salvador, la orden de captura que la jueza Marta Rosales, del Juzgado Primero de Paz de San Salvador, emitió el pasado día 6 contra el exmandatario.
Rosales también ordenó el embargo de cuentas bancarias y bienes de Flores, bloqueados desde enero por la Fiscalía, y elevó el caso a instrucción en otro tribunal de la capital salvadoreña.
La Fiscalía acusó a Flores el 30 de abril de peculado y enriquecimiento ilícito por un total de 15 millones de dólares en ayuda de Taiwán a su Gobierno (1999-2004) y por desobediencia por no comparecer de nuevo ante una comisión investigadora de la Asamblea Legislativa el 30 de enero.
Flores sorprendió al admitir, en su primera comparecencia ante esa comisión el 7 de enero, que durante su Gobierno recibió ayuda millonaria, directa y personal de su entonces homólogo de Taiwán, Chen Shui-bian, ahora preso desde 2009 por cargos de corrupción.
Empero, el exgobernante sostuvo que, aunque esos fondos no fueron “para ninguna cuenta pública”, los entregó para actividades y obras de su Gobierno, como la reconstrucción tras los terremotos de 2001.
Se desconoce si Flores sabía que su declaración se transmitía en directo por el canal de televisión del Parlamento, pero fue esto lo que provocó el amplio impacto de su “confesión extrajudicial”, como la han calificado el presidente Mauricio Funes y otros sectores.
Algunas expresiones de Flores dieron lugar a bromas entre políticos y la prensa, como aquella de que entregó el dinero de Taiwán “en saquitos” a algunos alcaldes.
Funes ha dicho que este caso evidencia la “diplomacia del dólar” de Taiwán, encaminada a dar “dádivas” a cambio de reconocimiento internacional, y que Flores “es el primer presidente de América Latina (…) que confirma que Chen acostumbraba” esa práctica.
Tras abrirse el proceso han surgido dudas sobre la solidez del caso presentado por la Fiscalía, que supuestamente se apresuró a hacerlo antes de que prescriba el delito de enriquecimiento ilícito, este 31 de mayo, 10 años después de terminado el Gobierno de Flores.
La comisión legislativa señaló en su informe que Flores se habría apropiado de unos 70 millones de dólares de Taiwán y que, de siete delitos que podrían imputársele, seis ya prescribieron, excepto enriquecimiento ilícito.
Sin embargo, el fiscal general salvadoreño, Luis Martínez, ha advertido que la investigación sigue abierta y que eventualmente podría agregarse el delito de lavado de activos, que aún no prescribe.
Algunos abogados y exmagistrados han señalado a la prensa que, como la investigación de la comisión legislativa no tiene valor judicial, lo que Flores admitió ante ella no supone su culpabilidad.
Pero “la reina de las pruebas es la confesión y no admite prueba contraria”, sentenció ante los periodistas el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Hato Hasbún.
El secretario general del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Medardo González, comentó a periodistas que “el sistema judicial de este país está a prueba” con el caso de Flores.
Sin embargo, González advirtió que “ya hay antecedentes” de “casos sonados” de dirigentes deportivos y exfuncionarios que en años recientes fueron procesados por corrupción y al final “fueron sobreseídos”.
Las autoridades salvadoreñas sospechan que Flores viajó clandestinamente por vía marítima o aérea a Panamá, donde lo refugia la expresidenta de ese país, Mireya Moscoso, según el presidente del Parlamento salvadoreño, Sigfrido Reyes, y el político panameño Mitchell Doens.
El diario local El Mundo publicó que, según el historiador salvadoreño Carlos Cañas Dinarte, entre 1885 y 1948 fueron procesados por corrupción seis expresidentes, pero ninguno fue encarcelado.