Washington, 13 jun (EFE).- La explosión de una planta química en la localidad de Geismar (Luisiana), la segunda en dos meses en Estados Unidos, ha dejado hasta el momento una víctima mortal y 73 heridos, según informó hoy el gobernador del estado, Bobby Jindal.
El incidente, cuyo origen aun es desconocido, provocó la evacuación de más de 300 trabajadores de la zona industrial y llevó a las autoridades a pedir a los habitantes de las zonas colindantes que permanecieran en sus casas hasta que la situación estuviera controlada.
Jindal explicó en rueda de prensa que la planta había obtenido la aprobación para un proyecto de expansión, por lo que una de las zonas de trabajo se encontraba en obras de renovación.
El gobernador estatal insistió en que lo importante “es que la gente esté a salvo”, pero también aseguró que se abrirá una investigación sobre la planta para averiguar cuáles fueron las causas de la explosión.
“Este es un trágico incidente”, afirmó Jindal.
Según informó la subsecretaria de Luisiana, Cheryl Nolan, la planta tuvo algunos problemas en el pasado en relación con el cumplimiento de las normas de seguridad, y aseguró que su equipo estudiará lo ocurrido para dilucidar si pudo haber alguna negligencia por parte de la empresa.
La compañía, Williams Olefins, dedicada a producir etileno y propileno y con sede en Tulsa (Oklahoma), sufrió el accidente a las 08.30 hora local (12.30 GMT), tras el cual se desencadenó un fuerte incendio en al menos dos puntos de las instalaciones.
El Departamento de Bomberos pudo apagar el fuego, que se declaró extinguido alrededor de las 13.00 hora local (17.00 GMT), aunque los equipos del Departamento de Calidad Ambiental (DEQ, en inglés) y la Agencia de Protección Ambiental de Luisiana continuaron analizando la calidad del aire ante el temor de que estuvieran siendo emitidos gases tóxicos.
En el momento de la explosión había unos 600 trabajadores en la planta, según detalló el capitán Doug Cain, de la Policía estatal.
Todd Stiles, trabajador de la zona, dijo a una cadena local que algunos de sus compañeros habían visto una “bola de fuego en el aire”, momento tras el cual se pudieron divisar dos grandes columnas de fuego y humo saliendo de las instalaciones.
Williams Olefins, fundada en 1908, produce en su planta de Luisiana unos 600 millones de kilos de etileno y unos 40 millones de kilos de propileno al año, dos gases comúnmente utilizados en la industria petroquímica, incoloros y altamente inflamables.
Según informó el jefe de la Policía estatal, Mike Edmonson, la sustancia que se incendió fue el propileno.
El alguacil del condado de Ascension, Jeff Wiley, informó por la tarde que ya es seguro viajar por la zona, aunque los caminos que rodean a la planta están todavía cerrados. “Lo peor ya ha pasado”, agregó.
La explosión de la empresa de Luisiana es la segunda en una planta química en Estados Unidos en los últimos dos meses, tras la ocurrida en Texas a mediados de abril, en ese caso provocada por la combustión de nitrato de amonio.
El 17 de abril pasado, las instalaciones de West Fertilizer en la pequeña localidad agraria de West (Texas) sufrieron una explosión que destrozó 50 viviendas y acabó con la vida de 15 personas, la mayoría de ellas bomberos voluntarios que trataban de extinguir un fuego que se había iniciado minutos antes.
Las autoridades, que siguen varias líneas de investigación, aún no han confirmado las causas de aquel accidente, que reabrió el debate sobre la antigüedad de los complejos industriales estadounidenses y la inadecuación de algunas normas de seguridad. EFE