Los primeros meses de vida de un bebé son esenciales para su crecimiento y desarrollo. La decisión de dejarlos al cuidado de terceros para retornar al trabajo se convierte en una gran preocupación para los padres.
Encontrar un espacio físico debidamente adecuado, con personal apto para el cuidado infantil y con las herramientas didácticas y creativas que estimulen los movimientos del niño y su aprendizaje, basado en una educación íntegra que promueva los valores sociales, es un reto.
Kenia Díaz es la tía de una pequeña de cuatro meses, A quien busca todos los días en la Estancia Infantil Invivienda, ubicada en la comunidad que lleva el mismo nombre, antes de que sus padres regresen de sus oficios.
La joven está consciente de que en ese centro la pequeña recibe un trato afable. “Mi hermana está muy contenta con ustedes. Esto le resuelve la vida a muchos”, le dice a la encargada de la estancia, Carolina Urbáez. La organización y delicadeza con que trabajan en el lugar son dos factores de que resalta y con los cuales, asegura, se identifican los vecinos, quienes también elogian el papel de las estancias.
El espacio aloja en sus 15 salones de dos niveles a 277 niños de entre 45 días de nacidos y cinco años de edad, desde las 7:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde. Existen 75 estancias en todo el país, que albergan a más de 9,027 infantes.
Estas son desarrolladas por el Sistema Dominicano de Seguridad Social, a cargo de la Administradora de Estancias Infantiles Salud Segura (AEISS), y nacen con la intención de que los padres puedan ir tranquilos a sus lugares de trabajo, dejando a sus vástagos en un ambiente seguro y saludable para su progreso físico, intelectual y emocional.
La guardería está en remozamiento para adaptarse a los nuevos diseños. Unos ocho salones ya se han incorporado a esta maqueta, mientras se intervienen siete para completar la obra.