Miguel Díaz-Canel, un ingeniero electrónico de 57 años, relevará este jueves a Raúl Castro en la Presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros, mientras el régimen, liderado por la misma familia durante seis décadas, trata de garantizar la supervivencia.
El hasta ahora primer vicepresidente fue nominado el miércoles en la Asamblea Nacional del Poder Popular y era el único candidato. Los diputados ya votaron y es improbable que lo hayan hecho en contra. El Legislativo siempre aprueba todas las propuestas del Gobierno, y con frecuencia lo hace por unanimidad.
¿Tiene Díaz-Canel capacidad para dirigir el país y enfrentar las presiones que podrían llegarle desde la vieja guardia del castrismo —que seguirá dirigiendo el Partido Comunista— y el Ejército, que controla grandes parcelas en importantes y lucrativos sectores de la economía.
“Es difícil evaluar la capacidad de Díaz-Canel para ser presidente (…). Viene del sistema, pero es la rigidez del sistema el mayor obstáculo para avanzar con los cambios económicos y políticos necesarios”, recordó Michael Shifter, presidente del grupo de investigación Diálogo Interamericano, en Washington, informó la AFP. “Será una prueba de su habilidad política”, añadió.
Díaz-Canel ha logrado permanecer cerca de la llamada “generación histórica” cuando otros como los excancilleres Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque, o el exprimer vicepresidente Carlos Lage —visto en algún momento como probable sucesor— fracasaron. El costo ha sido convertirse en una figura gris y un tanto desconocida, aunque siempre presente en la “fotografía” del Gobierno que tienen los cubanos.
“Díaz-Canel es, dentro de su generación y de otras, el que logró llegar a la sucesión paso a paso, bajo los controles del sistema y las suspicacias de los líderes históricos”, destacó Arturo López Levy, profesor de la Universidad de Texas, al diario La Nación.
“Ha hecho lo que ha podido para estar allí, pero no tiene muertos en su conciencia, no estuvo en guerra, no participó en actos represivos”, dijo el historiador y politólogo cubano Armando Chaguaceda.