Santiago. En el lugar donde cayó abatida la estudiante universitaria Nicole Valdez Henríquez, una de las nueve víctimas que se le atribuyen al sicario Jairo José Fabián Peralta, la pastoral juvenil levanta un mural contra la criminalidad.Muchos saben que con la caída de Jairo, como es conocido en la zona Sur, no termina el problema de inseguridad, pero los jóvenes católicos dijeron esperar cierto respiro. Los artistas del pincel Rubén Eduardo Mieses y Joan Genao, quienes pertenecen a la pastoral juvenil de Pekín y que durante años compartieron la alegría que impregnaba Nicole, quisieron hacerle un reconocimiento pintando en el lugar imágenes de Cristo y de ángeles. “La intranquilidad no venía solo con Jairo, es que operan grupos que amenazan la seguridad de los que vivimos aquí”, expresó Rubén Eduardo Mieses.
Otros hechos
En el mismo lugar donde murió Nicole, quien cumplió 18 años y recién había ingresado a estudiar la carrera de contabilidad en la universidad, mataron a Gary Sánchez, quien era el objetivo que buscaba la banda de Jairo. También resultó herido de trece impactos de bala Juan Primitivo Santos, quien prácticamente quedó paralítico. “Yo estoy vivo porque soy cristiano y formo parte de la Iglesia, pero pensé que iba a morir cuando vi mi hija tirada en el suelo. Sé que con el apresamiento de Jairo no resuelvo que me devuelvan a mi hija, pero espero que se haga justicia contra él y los otros que nos mantienen en zozobra”, expuso Lucas Valdez, padre de Nicole.
Recordó que aquel día nueve de marzo del presente año, cuando sucedió el tiroteo recién llegaba junto a su esposa de un retiro, cuando a los pocos minutos se produjo la balacera y al salir a buscar a su niño de nueve años se encontraron con el cuerpo de Nicole tirado en el pavimento.
Todavía andan suelto miembros de la banda
El pasado martes por la noche, la jueza Thelma Reyes, de la Oficina de Atención Permanente, dictó un año de prisión preventiva contra Jairo José Fabián Peralta, pero entre los comunitarios del barrio Cristo Rey del sector Pekín, persiste el temor, debido a que son varias las bandas que operan en la zona y que se disputan el control de la venta de drogas.
