POR WILLIANS DE JESÚS SALVADOR
La política es la ciencia del poder, y en las democracias los partidos políticos son los instrumentos para el acceso al mismo, razones por las cuales, los partidos políticos con potencialidades electorales, sus entrañas son escenarios de luchas feroces por el control del aparato partidario.
Sobre todo que la actividad política partidista es subvencionada por el estado; esto hace más atractivo tener el poder absoluto de las estructuras partidarias, sobre todo en un país donde existe la sospecha que los recursos que reciben los partidos, son manejados con discrecionalidad, y soportados sobre bases contables, poco verificables por los organismos responsables de auditarlos.
El PRD es el partido de más larga data dentro del concierto del sistema de partidos en la República Dominicana, el próximo mes de julio cumplirá 52 años de su triunfal llegada a suelo dominicano, tras el ajusticiamiento de Trujillo. En esta dilatada historia, sus aportes a la democracia dominicana han sido extraordinarios, sobre todo en materia política.
Este instrumento legitimo de la democracia contemporánea, se encuentra “tuche” por la lucha a lo interno de los grupos rivales; mientras las bases del partido y la sociedad civil, claman por un entendimiento de las partes, que conduzca a la unidad partidaria, la cual es imprescindible de cara a las próximas elecciones generales a celebrarse en el año 2016.-
Ahora bien, cuales son los factores que impiden un entendimiento entre las dos partes fundamentales, el ex presidente Hipólito Mejía y el presidente del partido, Miguel Vargas, según me analizó un gurú del PRD.
1º.- Miguel Vargas, está consciente que Hipólito Mejía, tiene una mayoría aplastante en la cúpula dirigencial alta, media y es el dueño absoluto de las bases del partido.
2º.- Que Hipólito Mejía, aspira a ser el candidato del PRD en el año 2016, por entender que le robaron las elecciones, y además que las encuestas dicen que sería el único dentro del PRD, que puede ganarle al ex presidente Leonel Fernández.
3º.-Miguel Vargas, sabe que cualquier negociación que se realice en esta etapa, lleva la anulación de las sanciones disciplinarias que pesan sobre Hipólito Mejía, el Secretario General, y el Presidente en Funciones. En las actuales circunstancias Hipólito no puede ser candidato, y esto le quita el rival más peligroso para sus aspiraciones presidenciales.
4º.-Miguel Vargas y su equipo, desean hacer una convención a su imagen y semejanza, donde los cargos de dirección sean distribuidos según sus conveniencias circunstanciales, aunque tengan que dar alguna cuota a sus contrarios internos. Esto no impediría que se alce con el control absoluto de todas las estructuras de dirección del partido.
5º.- Miguel Vargas, tendría menos inconvenientes para lograr las aspiraciones de ser candidato presidencial del PRD, logrado este objetivo, se transformaría en un hombre abierto, plural, democrático, y auspiciaría el perdón, para que regresen los expulsados o sancionados. La candidatura vicepresidencial sería parte a negociar, Ministerios, Direcciones Generales y cargos en el Servicio Exterior.
6º.-Miguel Vargas, con el control absoluto del PRD, y la candidatura presidencial, entonces, procedería a reservarse una alta cuota de los cargos para las candidaturas a Senadores, Diputados, Alcaldes, Vice alcaldesa, y Concejales. Con la finalidad de negociar directamente con los dirigentes municipales y provinciales, intentando marginal, a los líderes grupales nacionales, Hipólito Mejía, Luis Abinader, Neney Cabrera, Franklin García Fermín, Amaury Justo Duarte y el Foro Renovador.
7º.-Solo si se impulsa con sinceridad la unidad interna del PRD, dejando detrás las malas querencias, los resentimientos, ofensas, y auspiciando de manera temprana un frente opositor nacional, con todas las fuerzas políticas y de la sociedad civil, interesadas en evitar una dictadura de partido, y hacer un gobierno ético e impulsar los cambios que demanda con urgencia el pueblo dominicano.
8º.- Estamos convencidos que una convención transparente, dirigida por un conjunto de personalidades perredeistas, independientes, solventes social y políticamente, puede ser la solución. La sociedad clama por la necesaria unidad de la familia perredeista.