Un mayúsculo escándalo estremece la Iglesia y el Ministerio Público tras el matrimonio de dos reclusos, uno condenado por asesinar a su compañera embarazada y la mujer por un caso de drogas.
La noticia que en principio impactó a la población por cuanto suponía que el amor rompías los barrotes para encontrarse, ha concluido provocando la indignación de los grupos feministas, los medios de Santiago y la población en general.
Lo grave del caso es que el feminicida la condenada por drogas fueron casados en la catedral Santiago Apóstol de Santiago de los Caballeros por nada más y nada menos que por el arzobispo, monseñor Ramón Benito de la Rosa Carpio.
El interno y una ex reclusa fueron casados como parte del programa “Unificando familias”, demostrando que ni las rejas detienen el amor que ambos se profesan.
El novio Vladimir Morán, un interno condenado por asesinar a su ex pareja embarazada, mientras que la novia es Yáscara Vargas, quien ya cumplió cinco años por drogas en Rafey-Mujeres.
La boda fue oficiada por el sacerdote Ricardo García. El escenario escogido fue la Catedral Santiago Apóstol.
El arzobispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio, quien acudió a felicitar a los novios, valoró este tipo de pasos dados por los internos y pidió a la sociedad brindar una segunda oportunidad para ellos.
Los novios se conocieron cuando cursaban el primero de bachillerato en el Centro de Corrección y Rehabilitación-Rafey-Hombres.