Desde Homero, desde la Biblia, existe la poesía de protesta, y “hoy el mundo está tan mal, tan feo, porque está más capitalista, y el capitalismo salvaje es un fracaso estrepitoso”, explica este poeta poco antes de recibir el prestigioso galardón a toda su prolífica carrera poética.
Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925), con su eterna boina negra, que cubre su pelo, blanco como su barba, es un anciano lúcido que sigue atento y con brillo en los ojos todo lo que pasa a su alrededor. Hoy asegura sentirse muy honrado por el galardón a toda su carrera, que ha sido “extensa en el tiempo y también en la temática”, precisa.
“Antes decía que era el poeta menos premiado en lengua española y ahora, con este premio -también en 2009 recibió el Pablo Neruda de Poesía-, ya no me puedo jactar de eso”, dice con media sonrisa.
Teólogo, defensor de la teología de la liberación, exministro de cultura, entre 1979 y 1988, del gobierno sandinista de Nicaragua, del que luego se distanció, y enemigo de la jerarquía de la Iglesia y el Vaticano -“la Iglesia es capitalista”, recalca-, Cardenal dice que desde hace treinta años solo le interesa la poesía de la ciencia y el cosmos.
“Yo le llamo ciencia poética o poesía de inspiración científica, y esa es mi principal originalidad. En la narrativa hay un género que lo llaman ciencia ficción; pues yo lo llamo a lo mío ciencia poesía, y creo que soy el único poeta que hace esto”, argumenta el escritor.
“Existe un científico norteamericano, Richard Freeman -prosigue-, que dice que estamos acostumbrados a que la ciencia sea algo que
solo se lee en revistas especializadas o en conferencias, y que se echa de menos que no haya cantores o poetas hablando de ciencia; pues mi caso es una excepción, porque mi poesía sí se centra en la ciencia, en todas las ciencias”.
Coincidiendo con la visita del poeta a España, la editorial Trotta, que ha publicado toda la obra del autor junto con Visor, que recientemente sacó una antología con toda su poesía, ha reeditado en un bello volumen su obra magistral “Canto cósmico”, que ha sido comparada con la “Divina Comedia” de Dante o con el canto de Witman.
El autor de títulos tan emblemáticos como “Hora 0” y “Oración por Marilyn Monroe” asegura que la Filosofía no le interesa nada. “Es contraria a la poesía y contraria a la ciencia”.
“La ciencia y la poesía se dedican a lo particular y la Filosofía a lo abstracto -subraya-. Es más poético decir un roble, un cedro, un pino que decir árbol. La Biblia no usa abstracciones, todo lo nombra en lo particular, los nombres que da a los animales, a las plantas, a todas las criaturas. Este es el lenguaje bíblico y el poético que me gusta”.
El que fuera uno de los mejores traductores de los clásicos y modelo para la generación “beat” norteamericana, porque también estuvo involucrado en la revuelta estudiantil de la contracultura de los años 60 y 70, afirma que ya no lee versos porque no le dicen nada.
“Solo leo cosas sobre los grandes descubrimientos del cosmos, que son los verdaderos hallazgos para la humanidad y los que transforman el conocimiento de la realidad del mundo con los descubrimientos científicos”, añade.
Pero Ernesto Cardenal saca voz para dejar claro que la poesía no se hace con ideas, que la voz poética es esencial, y precisa con energía: “Creo que toda la poesía lírica en castellano se ha hecho con ideas”, una opinión que apuntala su fama de crítico y, hasta en algunos casos, de gruñón.
El autor de “Telescopio en la noche oscura” vuelve a decir que el capitalismo ha fracasado, “porque el 80 por ciento de la humanidad vive en la pobreza y porque solo es bueno para una pequeña clase privilegiada que ha tenido éxito, mientras que el comunismo real no ha fracasado porque nunca se ha puesto en práctica”.
Con respecto a América Latina, Cardenal dice que está luchando por su segunda independencia.
“La primera -precisa- fue contra el imperio español, y ahora contra el imperio americano. Y eso se está haciendo desde algunos gobiernos, unos más y otros menos, como en Nicaragua, que no tenemos
ese movimiento independiente americano porque no hay revolución. Hay una dictadura como las de antes, repitiendo el somozismo”.
Y, ante la pregunta de si hay esperanza, responde: “La esperanza la tenemos que tener como cristianos de que va a ver un gobierno de Dios en la tierra o, como marxistas, de que va a ver una sociedad
justa y perfecta en la tierra, pero en algunos lugares la esperanza no es inmediata, como en Nicaragua”, concluye.