Cita la delincuencia, inseguridad, narcotráfico, criminalidad y la corrupción.
La Conferencia del Episcopado exhortó a la sociedad dominicana a enfrentar los desafíos del deterioro familiar, delincuencia, inseguridad, narcotráfico, criminalidad galopante, la corrupción pública y privada, incremento de los juegos de azar y de las bebidas alcohólicas.
En su carta Pastoral titulada “Manténganse firme en La fe” el máximo organismo y voz de la Iglesia Católica pide además enfrentar la mentalidad individualista, al afán de tener a como dé lugar, la búsqueda del dinero fácil y al consumismo?
La carta pastoral con motivo a la celebración del Día de Nuestra Señora de la Altagracia, Patrona de y Madre espiritual de la República Dominicana, la Conferencia del Episcopado dominicano llama a parar todos estos males y pregunta dónde han ido a parar los valores éticos y morales? ¿Qué significado tienen hoy la palabra dada, la paternidad y la maternidad responsable?.
Y agrega “ ¿Qué significa hoy la seriedad y el servicio, el respeto a los demás, el cumplimiento del deber, la tolerancia y la búsqueda del bien común?, ¿Cómo hacer frente desde la fe a los grandes desafíos que nos señala el Documento de Aparecida o el de la Nueva Evangelización, como lo es “el individualismo, responsable del relativismo ético y la crisis de la familia”[1]
Los obispos afirman que los desafíos, problemas y dificultades que hoy enfrentan los dominicanos son muchos y variados.
Agrega que esos cambios culturales van produciendo actitudes y comportamientos que van desde el individualismo, que debilita los vínculos comunitarios, hasta la “dictadura del relativismo”, del que nos habla el Papa Benedicto XVI y llevan a la cultura de consumismo rampante como norma de vida; a un afán de dinero y de las cosas, sin importar el medio para lograrlo, lo que comporta un apegarse a la tierra y un postergar la dimensión sobrenatural; a una mentalidad hedonista y del mínimo esfuerzo, que debilita la búsqueda de ideales nobles y la fraternidad.
“Hay además, un pluralismo cultural, ideológico y de opiniones, que unido a la movilidad humana y a la mundialización, tiende a incrementar las injusticias, la corrupción política y la inversión de valores. Igualmente el impacto que todo eso tiene en el ámbito familiar, con la consabida consecuencia de convertirse en caldo de cultivo para la delincuencia que lleva a la sociedad a un verdadero desequilibrio”.
En su carta pastoral, los obispos aseguran que “está enfermo el corazón de muchos hombres y mujeres, porque estos han perdido el horizonte sobrenatural; se han apartado del Dios de la vida y por eso su corazón sufre atrofia y mutilación que les incapacita para ascender a esferas superiores o sobrenaturales; de ahí la necesidad urgente de acercarnos al ser humano para que recupere y adquiera ese don maravilloso de la fe, que le permitirá ser una criatura nueva, con mente y corazón renovados”.