El tráfico de musgos en el Parque Nacional Valle Nuevo se convierte en un dolor de cabeza para los guardabosques y militares que vigilan en el área protegida. Esta planta puede cotizarse hasta por RD$7,000 un saco y tiene alta demanda en jardineras para decoración y abono.
Los musgos son una especie de esponja vital en zonas productoras de agua porque absorbe la humedad desde las neblinas, la retiene y luego la pasa hacia el suelo.
“La venta de musgos es un negocio lucrativo y la gente quiere obtenerlo sin importar el impacto que eso genere”, señaló Julio César de los Santos, administrador del parque.
Recientemente los militares detuvieron un camión con 19 sacos de musgos. En el operativo fue apresado el conductor del vehículo identificado como Juan Bienvenido Minyety, alias Machito, residente en el municipio Sabana Larga de la provincia San José de Ocoa.
De los Santos recordó que cada especie situada en una área protegida es vital para mantener el equilibrio del ecosistema, por lo que solo puede ser sacado mediante autorización justificada para un proyecto de investigación científica.
Explicó que a los infractores se le impone una sanción de un salario mínimo la primera vez que cometen el delito de tráfico de especies y si reinciden son sometidos a la justicia.
De los Santos indicó que existen ventas de musgos en algunos establecimientos comerciales de Santo Domingo, lo cual está bajo investigación para conocer su procedencia.
Por suerte, el musgo tiene la capacidad de poder reintegrarse al medio ambiente, cuando es recuperado e inmediatamente cae en zona húmeda se adapta de nuevo, explicó De los Santos.
Sin embargo los cargamentos incautados deben mantenerse varios días como prueba del delito.
Madera y flores. Otras especies que se trafica en Valle Nuevo, pero en menor medida, es el Ébano Verde, una madera preciosa en peligro de extinción. Una vez es incautada se vende en subasta pública.
También en el área protegida se trafica el helecho fluorescente y bromelias.
De los Santos indicó que gracias al trabajo arduo de vigilancia de parte del personal civil y militar han logrado bajar el contrabando de diferentes especies gracias al aumento del patrullaje en todo el parque.
Trabajo difícil. Las labores de seguridad y vigilancia en un área protegida es un trabajo difícil, ya que amerita amplios recorridos en motores o camionetas en malos caminos detrás de posibles depredadores que tienen diversas maneras de burlar a las autoridades.
Valle Nuevo tiene una extensión de 910 kilómetros cuadrados y abarca territorio de cuatro provincias: La Vega, San José de Ocoa, Azua y Monseñor Nouel. Tiene un clima frío hasta en época de verano, por lo que los militares que pernoctan en los puestos de vigilancia tienen que contar con indumentaria especial para no resfriarse.
Las casetas son de madera, block y techo de zinc. Cuentan con baños y las cocinas tienen estufas de gas licuado de petróleo y cuando este combustible falta, cocen sus alimentos en leña. Los militares, que realizan su labor sin queja, permanecen hasta dos semanas en los puestos y se les suplen los alimentos crudos. Además de su salario como militares reciben un incentivo que llega sin retraso.