La incursión de odontólogos generales y personas particulares en tratamientos especializados en el campo de la ortodoncia, como es la colocación de brackets, está conllevando a que con frecuencia estos especialistas reciban pacientes con secuelas de difícil corrección y en ocasiones daños irreversibles en dientes y tejidos.
La práctica se ha vuelto cada vez más común en el país, agravada en el hecho de que no existen controles rigurosos de parte del Ministerio de Salud Pública, a pesar de que a través de la Dirección Nacional de Habilitación y Acreditación se han estado haciendo esfuerzos al respecto.
Mientras a nivel de educación superior, también se están certificando cursos, que de acuerdo a la Sociedad Dominicana de Ortodoncia, no cuentan con el rigor de entrenamiento requerido por los estándares internacionales para garantizar la correcta incursión en esta especialidad.
La preocupación al respecto fue expuesta a Listín Diario por el ortodoncista Francisco Martino, presidente de la Sociedad Dominicana de Ortodoncia, motivado ante la serie de trabajos publicados por este medio donde se denuncian la práctica y la colocación de materiales médicos “carabelitas” o de mala calidad.
El especialista dijo que aunque no han hecho investigaciones al respecto, sí ve en el mercado brackets de muy buena calidad y otros de muy mala calidad, “pero si se indaga en ese tema, puede que se encuentren problemas al respecto”.
No obstante, calificó de alarmante la gran cantidad de casos que se ven de pacientes mal manejados por odontólogos generales que están incursionando en esa área.
Entre los daños que ven con frecuencia y que pueden ocurrir como consecuencia de un tratamiento con materiales y técnicas inadecuados, citó el acortamiento de las raíces dentales que puede llevar a la pérdida de dientes; inflamación de las encías, problemas en el nervio, retracción del hueso fruto del mal manejo de las extracciones y desgastes exagerados entre dientes, entre otros males.
Lesiones
Dijo que eso afecta al paciente no sólo en lo económico, sino en lo emocional, a lo que se suma que son tratamientos que muchas veces tienen dos años de duración, y si están mal realizados, el paciente tiene que volver de nuevo a enfrentarse a ese largo proceso.
Recordó que los brackets para mover los dientes ejercen fuerza, la cual debe ir en direcciones y magnitudes específicas, lo que requiere de mucho entrenamiento para aprenderlo. “Qué sucede, que lamentablemente hay odontólogos que toman un curso un fin de semana u otros hacen un curso más complejo, pero que no cumplen con los requerimientos”.
Habilitación
Recordó que existe el proceso de habilitación de consultorios que lleva a cabo el Ministerio de Salud Pública que establece una serie de requisitos que se deben cumplir para otorgarle el permiso de ejercer. El cual a su juicio está en pañales todavía, y sobre todo, porque no hay mecanismos de consecuencias para quienes están ejerciendo en una área que no es de su competencia profesional.