Los presidentes de la Asociación de Industriales de la Región Norte (AIREN) y de la Asociación de Comerciantes e Industriales de Santiago respaldan que el Congreso Nacional reforme la Constitución para establecer el modelo de elección presidencial norteamericano que permite a un presidente dos períodos consecutivos.
Los empresarios Lina García y Sandy Filpo consideran que la propuesta es viable y puede ser favorable para el sistema político-electoral del país.
Con ese planteamiento se identificó el jurista Julián Serulle, ex candidato presidencial del Frente Amplio, quien afirma que no es necesario el referendo aprobatorio para la reforma constitucional con los fines propuestos.
Los empresarios García y Fildo sostienen que si el sistema electoral funciona bien en los Estados Unidos de Norteamérica y otros países desarrollados, por qué no puede tener éxito en República Dominicana.
García, Filpo y Serulle favorecen que la reforma constitucional, que busca posibilitar la repostulación del presidente Danilo Medina, se haga para las elecciones venideras.
La presidenta de la AIREN señala que la propuesta de reforma constitucional se puede echar hacia adelante, pues “es cuestión de ponerse de acuerdo”.
En tanto, el presidente de la ACIS ve favorable que se asuma el sistema de elección presidencial estadounidense, pero estima que se necesita del diálogo para impulsar ese propósito.
Mientras que el doctor Serulle considera que el presidente Medina necesita cuatro años más para continuar adecentando la administración pública.
El ex candidato presidencial del Frente Amplio reconoció el buen desempeño del gobierno de Medina, señalando que ha hechos significativos aportes en materia de educación, en el sistema productivo y las áreas económica y social del país.
El reconocido jurista santiaguense enfatizó que no se requiere convocar a un referendo para modificar la Constitución de la República, con miras a reintroducir la reelección presidencial.
Serulle coincidió con el planteamiento de otros reputados juristas consultados de que para reformar la Constitución con ese propósito sólo se necesita de las dos terceras partes de los votos de la Asamblea Nacional, pues se trata de un proceso ordinario.