EL CAIRO (Reuters) – La Guardia Republicana de Egipto restauró el orden alrededor del palacio presidencial el jueves tras los fuertes enfrentamientos ocurridos durante la madrugada, aunque las hostilidades, que han causado siete muertos en las últimas semanas, se mantenían por los profundos desacuerdos sobre el camino que debe tomar el país.
El presidente Mohamed Mursi, un islamista criticado por sus detractores por su silencio público de los últimos días, tenía previsto dirigirse a la nación, según la televisión estatal.
Cientos de sus partidarios que habían acampado cerca del palacio durante la noche se retiraron antes del plazo fijado por la Guardia Republicana para despejar el sector. Decenas de opositores al presidente seguían en lugar, pero fueron alejados por una barrera de alambres custodiada por tanques.
El Ejército desempeñó un papel crucial para acabar con los 30 años de régimen de Mubarak al sucederlo y asumir el poder durante un periodo de transición, pero hasta ahora se ha mantenido apartado de esta crisis.
Los seguidores islamistas de Mursi se enfrentaron con manifestantes de la oposición hasta bien entrada la madrugada, tras airadas protestas por la decisión del presidente el 22 de noviembre de expandir sus poderes para acelerar la aprobación de una nueva Constitución.
Las autoridades dijeron que siete personas han muerto y 350 han resultado heridas por la violencia, por la cual los bandos se culparon mutuamente. Seis de las víctimas eran partidarios de Mursi y el séptimo, miembro del movimiento Hermanos Musulmanes.
Los enfrentamientos callejeros reflejan una profunda división política en la nación árabe más poblada del mundo, donde las posturas contrastantes de musulmanes y sus rivales más liberales han complicado la transición a la democracia desde la caída de Hosni Mubarak.
OPOSICION PLANEA MAS PROTESTAS
Estados Unidos, preocupado por la estabilidad de un socio árabe que tiene un crucial tratado de paz con Israel y recibe 1.300 millones de dólares anuales en ayuda militar, ha instado al diálogo para poner fin a la crisis.
El jefe de la Guardia Republicana dijo que las fuerzas y tanques desplegados fuera del palacio fueron enviados para separar a los detractores y seguidores del presidente, no para oprimirlos.
“Las fuerzas armadas, y sobre todo la Guardia Republicana, no será utilizada como herramienta para oprimir a los manifestantes”, declaró el general Mohamed Zaki.
Hussein Abdel Ghani, portavoz del Frente Nacional de Salvación, un grupo opositor, anunció que se convocaron más protestas, aunque no necesariamente en el distrito Heliopolis de El Cairo donde está ubicado el palacio presidencial.
“Nuestros jóvenes están guiándonos hoy y hemos decidido aprobar cualquier acción que tomen”, afirmó a Reuters.
Egipto se hundió nuevamente en el caos cuando Mursi emitió su controvertido decreto el 22 de noviembre y una asamblea dominada por islamistas aprobó rápidamente el borrador de una Constitución que será sometida a un referendo el 15 de diciembre.
El guía supremo de los Hermanos Musulmanes, un movimiento al que pertenecía Mursi antes de ser elegido presidente en junio, hizo un llamamiento a la unidad. Las divisiones entre egipcios “sólo sirven a los enemigos de la nación”, dijo Mohamed Badie en un comunicado.
Las facciones rivales usaron piedras, bombas molotov y armas en los choques ocurridos cerca del palacio presidencial.
Los detractores de Mursi lo acusan de tratar de crear una nueva autocracia al concederse poderes extraordinarios mediante el decreto y su enfado creció aún más cuando la Asamblea aprobó el borrador de la Constitución, el cual consideran que no representa los intereses del todo el país.
/Por Edmund Blair y Marwa Awad/