SANTO DOMINGO. Tener sexo a la tercera edad no es tema de deber ni de obligación, es algo normal que de todas las personas desde que nacen hasta el día en que mueren.
Ramón Emilio Almánzar, psicólogo, sexólogo y terapeuta sexual, dice que el sexo no termina con la edad, que es un derecho del ser humano, que requiere de educación para terminar con la discriminación hacia los adultos mayores que viven su libertad de sentirse satisfechos sexualmente.
—¿Cómo debe ser la sexualidad en el adulto mayor?
No es un tema de deber ni de tener, es un asunto de que todas las personas desde que nacemos hasta el día de nuestras muertes vivimos la sexualidad. Somos seres sexuales, pero se tiene la mala creencia de que la sexualidad es solamente para personas jóvenes, para los que están en plena adultez y que después que el ser humano pasa de los 60 años no debería estar pensando en estos temas, porque eso sería charlatanería, o que son sin vergüenzas.
Pero es todo lo contrario, es un tema muy fisiológico y todos ser humano, tanto hombre como mujer, no importa la edad que tenga, sus hormonas y fisiología siguen funcionando.
—¿En qué beneficia a un adulto mayor tener relaciones sexuales?
En la libertad de vivir. Es uno los derechos del ser humano, sin importar la edad, a expresar afectos y sexualidad, lo que no está prohibido, sino que se han convertido en mitos y tabúes.
—En su práctica profesional, ¿qué tipo de casos llegan a su consulta?
Generalmente hay un tema de miedo a la discriminación y al señalamiento, por eso es que en consulta es muy raro ver un gran auge de personas que pasen de los 65 años, porque tienen temores de que se les acuse del derecho a mantenerse activos en sus relaciones sexuales.
Eso no significa que no haya problemas en esta etapa de la vida y también es bueno entender que muchas veces se les dificulta vivir su sexualidad porque el compañero o la compañera han fallecido o porque tiene una situación de salud física que le impide tener un desarrollo adecuado en la actividad sexual
Lo importante en todo esto es que si la persona siente el deseo de tener sexo no se le señale, sino que se le abra un canal de conversación para ver cómo se puede lidiar con esa situación.
—¿Qué consejo se les puede dar a esas personas y a sus familiares?
Lo importante es educarse, para poder entender el tema, no discriminar, estigmatizar ni juzgar a su pariente mayor cuando éste le manifieste su deseo de tener una vida sexual activa. Lo primero que la familia debe hacer, y todos como sociedad, es incluir a los adultos mayores en el tema de la educación sexual. La familia debe ser el primer soporte para que los envejecientes se sienta tranquilos y satisfechos de vivir una sexualidad plena y satisfactoria.
—¿De qué manera puede influir la salud física en la sexualidad de los adultos mayores?
Lo importante siempre es que las personas a esta edad tengan un apoyo y seguimiento profesional. Así como se va al médico para chequeos rutinarios o porque se siente alguna dolencia, es bueno que las personas adultas entiendan que cualquier actividad que vayan a realizar sea supervisada por profesionales.
En este caso un urólogo para ver el funcionamiento de sus partes genitales, un cardiólogo para ver si es apto para tomar algún tipo de estimulante sexual o ver, incluso, si lo necesita.