Un titular en el periódico salvadoreño La Prensa Gráfica de este jueves, resume la principal razón por la cual el gobierno de Trump no debe terminar con el TPS para más de 200,000 salvadoreños, indicaron activistas este jueves.
“El Salvador es el país con más homicidios de Centroamérica”, reza la portada del periódico, señalando que a pesar de una ligera reducción en la tasa, esta sigue siendo el doble de la registrada por toda la región.
Este nivel de violencia debería ser el punto de partida para que el gobierno de Trump se dé cuenta de lo contraproducente de enviar de regreso a El Salvador a más de 200,000 emigrados, que han vivido en los Estados Unidos con TPS o Estatus Temporal de Protección durante dos décadas, dijeron activistas.
No obstante, muchos temen que el próximo lunes, la secretaria de Seguridad Nacional (DHS) Kirstjen Nielsen anunciará la cancelación del programa para los salvadoreños, tal y como ya lo hizo para Haitianos y Nicaraguenses en meses recientes.
Oscar Chacón, director ejecutivo de la organización Alianza Americas, dijo que esta violencia es lo que sigue causando que muchos salvadoreños sigan huyendo de ese país y lo que “hace difícil imaginar un regreso, a los que han vivido tantos años en un país como Estados Unidos”.
Chacón instó al gobierno de Trump a extender el programa “lo más posible para darnos tiempo a negociar con el Congreso y buscar alguna solución más duradera” para esta población, que también incluye a 273,000 hijos nacidos de padres con TPS.
Fin de TPS nocivo también para Estados Unidos
Este y otros activistas señalaron que El Salvador es “incapaz” de recibir un influjo de esta naturaleza, y predijeron que el remedio “sería peor que la enfermedad”, ya que la suspensión del programa crearía problemas tanto en Estados Unidos como en el país de origen.
Una de las áreas afectadas sería la industria de la construcción, en la que hay muchos salvadoreños con TPS.
“Estos son miembros productivos de la sociedad y muy importantes para nuestra empresa”, dijo Mark Drury, vice presidente de negocios de Shapiro & Duncan, una empresa de construcción en Maryland, donde viven muchos “tepesianos”.
“Tenemos muchos empleados salvadoreños y ahora mismo tenemos más trabajos que personas para ocuparlos”, agregó. “Sacar a miles de personas de nuestra región no haría sino dificultar nuestro crecimiento y ahora mismo tenemos que rechazar contratos por falta de personal”.
La suspensión de TPS tampoco ayudaría a los objetivos geopolíticos de Estados Unidos en la región centroamericana, dijo Dennis Stinchcomb, del Centro para Estudios Latinoamericanos de la Universidad Americana.
“El regreso de 200,000 salvadoreños que han estado fuera de ese país por décadas perjudicaría los presuntos objetivos de Estados Unidos de ayudar al avance social y económico de ese país”, dijo Stinchcomb. “Aparte de la violencia, están las remesas: los emigrados proporcionan 17% del producto interno bruto de El Salvador”.
Adicionalmente, cancelar el programa “añadirá cientos de miles de casos a las ya repletas cortes migratorias de Estados Unidos”.
Numerosos activistas y grupos han estado abogando por los “tepesianos”, que es como informalmente se llama a este grupo, notando sobre todo que El Salvador y los otros países no pueden absorber el retorno de estos migrantes y que esto complicará sus problemas, creando más migración indocumentada y problemas sociales.