Por Balbueno Medina
La población dominicana tendrá que empoderarse del tema eléctrico, tal y como lo hizo con el de la renegociación del contrato con la Barrick Gold, para que en definitiva se produzca una solución a los odiosos apagones que mantienen al país de rodillas.
Ya el presidente Danilo Medina, como lo hizo con la situación que enfrentaba el país frente a la Barrick Gold, dio la voz de alerta y puso en claro que existen sectores empresariales muy poderosos que se oponen a la revisión de los contratos eléctricos, y eso es más que suficiente para que los dominicanos comencemos a movilizarnos en pro de revertir la vieja práctica fraudulenta que opera en el sector energético.
Ante la clarinada, hecha por el gobernante Medina, hubo una reacción que duro menos que un grano de país en un palomar de parte de la Asociación de Industrias Eléctricas, mostrándose dispuestos a sentarse en la mesa del dialogo con las autoridades estatales, pero ese discurso lo hemos oído de manera recurrente y hasta el momento no se ha producido el acercamiento que la población dominicana espera.
La situación de indefinición y de zigzagueos que se observa en el sector energético del país, nos obliga a los dominicanos a no dejarnos confundir con los pronunciamientos que se hagan en pro de la solución de los apagones que frecuentemente nos consumen como seres humanos y como nación que aspira a superar ese lastre para ser más competitivos.
Es hora de que, por un lado el gobierno, a través de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, CDEEE, comience a dar los pasos necesarios para contratar o licitar cuanto antes las plantas que se necesitan para la generación de electricidad y de que los empresarios o negociantes privados del sector eléctrico se decidan a ganar menos y a producir más y mejores energías para que luego no se tengan que lamentar.
Ya lo habíamos dicho en un artículo anterior, en nuestra Republica Dominicana hay políticos y empresarios que desde los 12 años del gobierno de Joaquín Balaguer han vivido holgadamente del negocio eléctrico y que producto de sus aportes económicos a los diferentes gobiernos que se han sucedido en el Estado dominicano, se han mantenido chupando esa teta sin que hasta el momento nadie les haya doblado el pulso o los obligara a ceder parte de los pingues beneficios que generan por los contratos que amarraron hace años.
Como dudamos que por sí solos el presidente de la Republica y el Vicepresidente Ejecutivo de la CDEEE, podrán hacer que estos empresarios, acostumbrados a vivir como chivos sin ley, decidan perder parte de sus grandes beneficios para dedicarlos a ofrecer un mejor y más competitivo servicio, creemos que los mismos deben ser respaldados en la tarea de renegociar los contratos eléctricos, por ese mismo pueblo consciente que se levantó contra la Barrick Gold y Loma Miranda.
En caso contrario, que la población dominicana se quede pasiva, como se muestra hasta ahora, frente al abuso y a las zancadillas que vienen poniendo los generadores de energía al gobierno y a la CDEEE, en su afán por lograr una mejoría en el suministro energético, volveremos a caer en el circulo vicioso de renegociar los contratos con las mismas mañanas y desventajas que los que han sido revisados por las administraciones anteriores.
Es de ahí, es que la advertencia que ha hecho el presidente Medina, de tratar de hacer todo lo que esté a su alcance para lograr una mejoría en el suministro de electricidad, debe ir acompañada de una firme disposición de la sociedad dominicana de sumarse en su conjunto a la tarea de hacer que los magnates del negocio se dejen de chantajear y se aboquen a negociar tarifas razonables y ajustadas a la realidad del mercado dominicano, porque los usuarios que paganos el mal servicio eléctrico que se nos ofrece lo hacemos como si estuviéramos viviendo en una nación donde no se va la luz.
Así es que, con el problema permanente que hemos tenido con el servicio eléctrico, debemos hacer ahora más que nunca lo que antes no se había hecho y devolverle a la nación los años perdidos, con la renegociación de los contratos eléctricos que nos han sumido en la peor miseria y atraso que país alguno haya vivido en el globo terráqueo por la salvación de unos cuantos dueños del negocio eléctrico que no acaban por entender que en el mundo de hoy la desigualdad genera inestabilidad y confrontaciones innecesarias.