La última vencedora en la carrera por romper récords de puentes en China ha sido la provincia de Hebei, con el puente de cristal más largo del mundo de 488 metros de longitud, que cuelga a 218 metros sobre dos acantilados, en el parque natural de Hongyagu, cerca de la localidad de Banshan.
Hasta ahora, esta zona ubicada a unos 350 kilómetros al suroeste de Pekín era una auténtica desconocida, pero la reciente construcción del puente ha hecho que unas 2.000 personas acudan a diario hasta este remoto lugar.
SOLO POR RECLAMO TURÍSTICO.
Esto demuestra que los puentes de vértigo son rentables en el país oriental, y de ello está convencida la firma Bailu Group, que ha invertido más de 100 millones de yuanes (15,4 millones de dólares).
El puente, sin ninguna utilidad práctica, solo ha sido construido como reclamo turístico. Los visitantes que llegan al puente -tras subir 2.000 escalones empinados- aseguran que deseaban verlo desde que se enteraron de que era el puente de cristal más largo del mundo, lo que demuestra que el récord funciona muy bien como estrategia publicitaria.
“Hemos construido el puente para promover el turismo, buscar la emoción y probar cosas nuevas”, explica el responsable de la construcción, Liu Qi, quien asegura que estas estructuras “son una apuesta segura”, porque a los chinos “les encantan los puentes de cristal y viajar”.
Mientras decenas de ciudadanos caminan temerosos por la pasarela, las obras continúan en sus alrededores, ya que todavía está pendiente la construcción de un teleférico, que no estará finalizado hasta mediados del presente año.
Con esta pasarela de vértigo, la provincia ha arrebatado el récord a la de Hunan (sureste), que desde 2016 poseía el récord del puente de cristal más largo y alto del mundo con su impresionante estructura de 430 metros, en el parque natural de Zhangjiajie, lugar que inspiró las Montañas Aleluya de la película “Avatar”.
60 PUENTES DE CRISTAL EN CHINA.
También en estas montañas, hay dos corredores con suelo de cristal adosados lateralmente a las paredes de acantilados: el llamado “Camino de la Fe”, abierto en 2011, y el “Dragon Enrosacado”, a 1.500 metros de altura e inaugurado en 2016.
Estas atracciones, junto a la belleza del lugar, han convertido este enclave natural de formas kársticas -más de 3.000 columnas pétreas lo pueblan- en uno de los destinos turísticos por excelencia en el país asiático.
El parque natural de Hongyagu aspira ahora a que le suceda lo mismo. Aunque muchos caminan temerosos por esta pasarela transparente, por las que se puede ver el vacío bajo los pies, nadie quiere perderse la experiencia.
“He venido para retarme a mí misma”, admite otra turista, Gao Xueqian, que confiesa estar atemorizada y no quiere mirar a través del suelo transparente para no ver el vacío bajo sus pies.
“Me da la sensación de que me voy a caer, me pongo muy nerviosa. Tengo un poco de vértigo si miro mucho rato hacía abajo, por eso ni me atrevo a mirar”, confiesa a Efe la joven Zhang Nan, que camina lentamente por la pasarela de cristal agarrada del brazo de dos amigos.
China alberga la mitad de los puentes más largos del mundo y en su territorio cuelgan unos 60 puentes, pasarelas o miradores con suelo de cristal, según la prensa nacional.
Entre ellos se encuentra un mirador acristalado -el más grande del mundo- que sobresale 32 metros de un monte a las afueras de Pekín, situado a 400 metros de altura, que ofrece vistas espectaculares a los turistas.
LA SEGURIDAD ANTE TODO.
También en la ciudad de Zhongwei, en la región noroccidental de Ningxia, un puente de 210 metros de longitud con el suelo íntegramente construido con cristal cuelga sobre el río Amarillo, uno de los más largos del mundo y cuna de la civilización china.
Sin embargo, algunas de estas pasarelas no han estado exentas de polémica. En 2015, aparecieron grietas en una pasarela de cristal construida sobre un acantilado en los montes Yuntai de la provincia central de Henan, lo que desató el pánico entre los turistas que se encontraban en esos momentos cruzándola.
A pesar del susto, ningún turista resultó herido, pero se decidió cerrar la pasarela tan solo dos semanas después de su inauguración. Al parecer, las grietas fueron causadas por los propios visitantes que, según las autoridades, arrojaron termos contra el cristal.
No es de extrañar que lo que más preocupe a los visitantes es la seguridad. Por eso, las constructoras se esmeran en calmar los temores de los visitantes y, por ejemplo, limitan el número de personas que pueden estar a la vez sobre la pasarela.
Además, realizan comprobaciones “a todo riesgo”. Por ejemplo, un vehículo todo terreno de dos toneladas de peso protagonizó una prueba de seguridad antes de la inauguración del puente de Zhangjiajie.
Durante la prueba, una veintena de personas también golpeó con martillos y de forma violenta uno de los paneles de vidrio que, a pesar de fisuras en la superficie, se mantuvo entero.
La locura por hacer atracciones turísticas terroríficas ha llevado incluso a incorporar efectos especiales en ellas para dar la sensación de que el puente se rompe mientras caminas.
Recientemente, se convirtió en viral un vídeo en el que un guía chino se tiraba al suelo aterrado cuando aparecían grietas -creadas por este efecto visual y sonoro- en un puente a más de 1.000 metros de altura ubicado en Hebei, en el noreste.
Todo vale para diferenciarse del resto de atracciones turísticas y convertirse en el nuevo sitio de moda al que todos los turistas chinos quieran ir para hacerse el mejor selfi con el que impresionar luego a sus amigos en las redes sociales.