El trabajo del Parlamento Centroamericano (Parlacen) durante el 2025 se puede resumir en los 24 “pronunciamientos” y “recomendaciones” que ha emitido sobre temas de interés regional, incluida la tragedia ocurrida en República Dominicana en abril en la discoteca Jet Set.
Esa lista de consejos, que los estados miembros pueden o no tomar en cuenta y que tiene poco o ningún efecto en la opinión pública, parecen un pobre beneficio frente a la inmensa cantidad de dinero que cuesta mantener a sus diputados, exonerarles sus vehículos y financiar a la propia organización.
Al país le costó 662 millones de pesos mantener su representación en el Parlacen en el período 2020-2024 como producto de la contribución anual a la que se comprometieron los miembros y de las exenciones de impuestos a los vehículos de lujo que importan sus diputados.
Esta cuota ha aumentado con el tiempo y pasó de los 72.4 millones de pesos en 2020 a 192.4 millones en 2025, lo que elevará la contribución dominicana total de los últimos seis años a 713.8 millones.
Cada uno de los seis países que lo integran, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Panamá, aportan 20 diputados con poco poder de incidencia, pero privilegios similares a sus colegas en la Cámara de Diputados. Tienen derecho a inmunidad diplomática y a importar sin impuestos un vehículo cada dos años.
Al igual que los diputados territoriales, esas exoneraciones son usadas para comprar vehículos de alta gama que valen decenas de millones de pesos, lo que sugiere que también se venden a agencias de vehículos.
Un ejemplo sobresaliente es la maestra Kenia Xiomara Guante, quien compró dos Mercedes Benz G 63 del año por un valor total que supera los 20 millones de pesos, lo que implicó un sacrificio para el fisco de más de ocho millones.