Dacca, (EFE).- El papa Francisco consideró que “nadie puede ignorar la gravedad” de la situación de la minoría musulmana de los rohinyás y pidió que la comunidad internacional “tome medidas eficaces para hacer frente a esta grave crisis”, en su primer discurso en Bangladesh.
“No sólo trabajando para resolver los problemas políticos que han provocado el desplazamiento masivo de personas, sino también ofreciendo asistencia material inmediata a Bangladesh en su esfuerzo por responder eficazmente a las urgentes necesidades humanas”, les emplazó el papa en su discurso a las autoridades.
El papa volvió a evitar pronunciar el término rohinyá, al hablar de la minoría musulmana perseguida por Birmania (Myanmar), y se refirió a ellos como “a los refugiados llegados en masa del estado de Rakáin”, en la alocución que pronunció ante las autoridades en el palacio presidencial de Dacca.
El pontífice, que minutos antes se había reunido en privado con el presidente Abdul Hamid, alabó “el espíritu de generosidad y solidaridad” de la sociedad de Bangladesh. Una generosidad, agregó, “que se ha manifestado con más fuerza en el impulso humanitario con el que han atendido a los refugiados llegados en masa del estado de Rakáin dándoles refugio temporal y lo necesario para la vida”. “Esto se ha realizado con no poco sacrificio.Y todo el mundo lo ha podido contemplar”, agregó.
Entonces consideró que nadie “puede ignorar la gravedad de la situación, el inmenso costo en términos de sufrimiento humano y de la precaria condición de vida de tantos de nuestros hermanos y hermanas” sobre todo mujeres y niños y que se encuentran hacinados en campos de refugiados”.
El papa destacó la importancia del encuentro con los líderes religiosos que mantendrá durante esta visita y valoró “la armonía que tradicionalmente ha existido entre los seguidores de las diversas religiones” en este país. Al respecto subrayó la importancia de la unión entre las confesiones sobre todo en este momento en el “que la religión a menudo se usa, escandalosamente, para fomentar la división”. Y recordó “la reacción unánime de indignación que siguió al brutal ataque terrorista del año pasado aquí en Dacca”,
y “el claro mensaje que las autoridades religiosas de la nación han enviado de que el santísimo nombre de Dios nunca se puede invocar para justificar el odio y la violencia contra otros seres humanos”. La otra parte del discurso, Jorge Bergoglio la dedicó a elogiar el papel de la comunidad de católicos en Bangladesh (cerca 500.000) que a pesar de ser pequeña “colabora en la desarrollo de la nación, especialmente a través de sus escuelas, clínicas y dispensarios”.
Por ello, Francisco hizo un recordatorio al Gobierno bangladeshí para que aplique la Constitución nacional, para que la comunidad católica pueda seguir “disfrutando de la libertad de llevar a cabo estas buenas obras como expresión de su compromiso por el bien común”. EFE