“Les voy a contar una historia”, dijo el papa.Francisco alzó la vista y abandonó por un momento el discurso escrito que estaba leyendo a periodistas acreditados en la sala Pablo VI del Vaticano para revelar cómo decidió romper con una larga tradición de nombres papales.
Cuando el conteo de votos a favor del argentino Jorge Mario Bergoglio alcanzó el miércoles la mayoría suficiente de 77 papeletas, los cardenales comenzaron a aplaudir y se prepararon para abandonar el cónclave y enviar la fumata blanca al cielo de Roma.
En ese momento, el cardenal brasileño Claudio Hummes, buen amigo de Bergoglio, se acercó a reconfortarlo.
“Me abrazó. Me besó. Me dijo ‘no te olvides de los pobres”’, recordó Francisco ayer sábado. “Y así es como vino a mi corazón el nombre de San Francisco de Asís”.
En ese momento de máxima emoción también se le pasaron por la cabeza las guerras que sufre el mundo, por lo que ya no tuvo ninguna duda de que elegiría el nombre de Francisco en honor a un “santo de paz”, conocido por dedicar su vida a los más desfavorecidos entre los siglos XII y XIII.
El pontífice de 76 años comentó que había leído en los medios cómo se le relacionaba con otros santos, como San Francisco de Sales y el jesuita San Francisco Javier, pero indicó que la verdadera explicación es la evocación que le trajo la frase de Hummes.Después bromeó entre risas con las sugerencias de otros cardenales. Uno de ellos le recomendó adoptar el nombre de Clemente XV para “vengarse” de Clemente XIV, quien en 1773 ordenó la disolución de los jesuitas, orden a la que pertenece Francisco.
Dijo también que alguien mencionó la posibilidad de Adriano, en honor a Adriano VI, quien inició una reforma de la curia en el siglo XVI.
Francisco debe liderar una Iglesia católica en crisis y acometer una profunda reforma tras recientes escándalos como el de la filtración de documentos secretos del Vaticano, conocido como el caso Vatileaks.