El papa Francisco lanzó hoy un llamamiento para que “quienes tienen poder” trabajen al verdadero servicio de la paz y no al de los propios intereses y clamó: “¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio!”.
Este fue el duro mensaje del papa argentino desde Bari, en el sur de Italia, donde hoy convocó en una reunión sin precedentes a representantes de todas las Iglesias cristianas de Oriente, entre ellos 22 patriarcas ortodoxos con quienes se reunió durante más de dos horas.
“¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta de las ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio!”, exclamó.
Recordó el drama de la guerra en Siria y destacó que “muchos conflictos han sido fomentados también por formas de fundamentalismo y fanatismo disfrazados de pretextos religiosos”.
Criticó que “no se puede levantar la voz para hablar de paz mientras a escondidas se siguen desenfrenadas carreras de rearme” e hizo notar que ello “es una gravísima responsabilidad que pesa sobre la conciencia de las naciones, especialmente de las más poderosas”.
Francisco dijo sentirse “profundamente angustiado” por la situación en Jerusalén y reiteró su llamamiento para que sea “preservada más allá de las distintas disputas y tensiones, y cuyo status quo exige que sea respetado de acuerdo con lo deliberado por la Comunidad internacional”.
Asimismo, insistió en que “solo una solución negociada entre israelíes y palestinos, firmemente deseada y favorecida por la Comunidad de naciones, podrá conducir a una paz estable y duradera, y asegurar la coexistencia de dos Estados para dos pueblos”.
El pontífice había convocado a esta ciudad italiana donde se encuentran las reliquias de San Nicolás, muy venerado por los ortodoxos, a los líderes de las iglesias cristianas de Oriente para una jornada de oración y cercanía.
Concluyó con una reflexión sobre el “aterrador número” de niños que en Oriente Medio “llora a causa de muertes violentas en sus familias y ve amenazada su tierra natal, a menudo con la única posibilidad de tener que huir”.
“Que la humanidad escuche el grito de los niños, cuya boca proclama la gloria de Dios. Solo secando sus lágrimas el mundo encontrará la dignidad”, rogó el papa.
Y continuó implorando “que Oriente Medio no sea más un arco de guerra tensado entre los continentes, sino un arca de paz acogedora para los pueblos y los credos”.