Hace exactamente 115 años, dos buceadores despistados encontraron el ordenador más antiguo del mundo. Entre estatuas, vasijas y joyas, se dieron de bruces con una serie de engranajes de bronce que recordaban ligeramente a una caja de música.
El mecanismo de Anticitera es un aparato lleno de ruedas dentadas y engranajes encajados con una precisión sorprendente. Un nivel tecnológico que no habríamos de encontrar nada igual hasta, al menos, el siglo XVI y que nos sitúan ante lo que los historiadores de la tecnología consideran la primera computadora mecánica de la que tenemos noticia.
¿Qué es el mecanismo de Anticitera?
Tras la sorpresa inicial, los arqueólogos tuvieron claro que se trataba de una especie de reloj, calendario o calculadora. Había relatos lejanos de Cicerón y otros escritores romanos que hablaban de máquinas similares, pero pensábamos que era ciencia ficción. Ahora, con el cacharro en la mano, solo dudábamos si se trataba de un modelo del Sistema Solar, un astrolabio o, sencillamente, una versión grecolatina del Cubo de Rubik.
En 1959, Derek Price analizó con muchísimo detalle el dispositivo y descubrió que el mecanismo se utilizaba, efectivamente, para predecir la posición de las estrellas según la época del año. Es decir, se trataba de algo a medio camino entre un mapa (celeste) actualizable y un Google Maps del siglo III antes de Cristo.
En realidad, no dejaba de ser una computadora mecánica que ahorraba a los navegantes tener que hacer decenas de cálculos aburridos y facilitaban, por tanto, la navegación. Con algunas variables como el día del año, se podía llegar a la posición de las estrellas y muchas otras cosas.
¿Cómo funciona?
En los años 2000, se encontró una especie de manual de instrucciones inscrito en el mismo mecanismo. Eso permitió reconstruirlo casi al completo y, hoy por hoy, tenemos réplicas muy precisas del mecanismo de Anticitera. Como podemos ver, no es nada sencillo.
Según creemos, mostraba los movimientos de Mercurio, Venus, Marte, Saturno y Júpiter en el cielo nocturno; la posición del sol, la luna y las constelaciones; calculaba posibles eclipses lunares y solares (y el color que tendrían); tenía dos calendarios: el solar y el lunar; mostraba las fases de la luna; y, según parece, permitía saber cuánto tiempo faltaba para los Juegos Olímpicos. Una absoluta pasada.
¿Qué podemos aprender del mecanismo de Anticitera?
Que no basta con tecnología. El molino de agua, la tecnología esencial de la economía de la Edad Media, ya se conocía en la época clásica. La máquina de vapor, fundamental en la revolución industrial, también la conocían los griegos y, como vemos, las computadoras analógicas estaban en uso hace más de 2000 años.
“No hay nada más poderoso en el mundo que una idea a la que le ha llegado su momento“, pero necesita su momento. Parece que el momento de las tecnologías de información es ahora y todo nos parece revolucionario, por no está de más recordar que somos parte de una larga e interantísima historia tecnológica.
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La noticia
El ordenador más antiguo del mundo tiene más de 2000 años y algo muy importante que enseñarnos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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