EL CAIRO (Reuters) – El primer ministro provisional de Egipto, Hazem el Beblaui, dijo que el miércoles va a comenzar a formar el nuevo gobierno, reuniéndose primero con los políticos liberales Mohamed ElBaradei y Ziad Bahaa-Eldin.
Beblaui dijo a Reuters que admite que será difícil conseguir el apoyo unánime de los egipcios para el nuevo gobierno.
“Por supuesto respetamos la opinión pública e intentamos cumplir con la expectativas de la gente, pero siempre hay un momento de escoger, hay más de una alternativa, no se puede satisfacer a todo el mundo”, declaró.
Beblaui, un economista que fue ministro de Finanzas, fue designado primer ministro el miércoles, mientras que ElBaraderei, antiguo diplomático de la ONU, fue nombrado vicepresidente. Bahaa Eldin, un abogado y diputado, también es un importante político liberal.
Las autoridades interinas egipcias se han visto reforzadas por los 8.000 millones de dólares en ayuda concedidos por países del golfo Pérsico, una semana después de que el presidente islamista electo del país fuera derrocado por el Ejército, desatando a una ola de violencia en la que al menos 90 personas han perdido la vida.
Las disputas entre los grupos políticos sobre un decreto que fija las normas para la transición, diseñado para establecer la celebración de elecciones parlamentarias en unos seis meses, podría apuntar a un camino lleno de baches.
Los acontecimientos de los últimos siete días ensombrecerán el inicio normalmente festivo del mes de ayuno del Ramadán, que comienza el miércoles, con los 84 millones de habitantes de Egipto más divididos que nunca en su historia moderna.
Miles de islamistas se manifestaron frente a una mezquita en el noreste de El Cairo durante la noche, donde han desafiado el calor y el polvo en una vigilia de varios días, negándose a ceder hasta que el presidente derrocado Mohamed Mursi vuelva al poder.
Sólo a unos pocos cientos de metros de distancia, fuera del cuartel militar donde se cree que Mursi está recluido, 55 de sus partidarios murieron en la madrugada del lunes, cuando las tropas abrieron fuego.
Los Hermanos Musulmanes dicen que las víctimas estaban orando en paz. El Gobierno dice que los islamistas provocaron la violencia, atacando a los soldados.
Las autoridades anunciaron una investigación a 650 sospechosos de delitos que van desde “vandalismo” de asesinato y terrorismo. Los medios estatales egipcios elogiaron al Ejército y denunciaron la violencia del lunes como la obra de terroristas.
Amnistía Internacional dijo que aún si las fuerzas de seguridad actuaron en respuesta a las provocaciones, fueron culpables de usar una “fuerza totalmente desproporcionada”.
ALEGRIA, LUEGO DESESPERACION
Los egipcios todavía están reponiéndose una semana después del derrocamiento de Mursi, que inicialmente provocó celebraciones en El Cairo y otras ciudades por los millones de personas que deseaban su salida, hartos de estancamiento económico y de lo que veían como una toma de poder islamista.
Para los Hermanos Musulmanes de Mursi, sin embargo, su salida fue una reversión de la democracia por los intereses creados que nunca aceptarían sus victorias electorales. Los Hermanos niegan que tengan una agenda islamista agresiva.
Temiendo un retorno a la clandestinidad que sufrieron durante décadas bajo gobernantes autocráticos, los integrantes del movimiento salieron a las calles. El viernes, seguidores y detractores de Mursi se enfrentaron en batallas callejeras que se extendieron por el país y en los que murieron unas 35 personas.
“La única hoja de ruta es la restitución del presidente electo por el pueblo”, dijo Hoda Ghaneya, de 45 años, activista de los Hermanos Musulmanes.
“No vamos a aceptar menos que eso”, dijo. “Incluso si nos matan a todos”, agregó.
En el Sinaí del Norte, dos personas murieron y seis resultaron heridas el martes cuando islamistas armados atacaron un puesto de control, en medio de preocupaciones de que la ira por la caída de Mursi está detrás de un aumento de la violencia en la región fronteriza con Israel.
El derramamiento de sangre del lunes aumentó la alarma entre los principales donantes de El Cairo, como Estados Unidos y la Unión Europea, así como en Israel, con el que Egipto tiene un tratado de paz respaldado por Washington desde 1979.
Los ricos estados del golfo Pérsico, que han sospechado tradicionalmente de los Hermanos Musulmanes, intervinieron rápidamente con un apoyo financiero que podría aliviar la presión sobre las autoridades de transición en un momento de estancamiento económico.
Emiratos Árabes Unidos ofreció una donación de 1.000 millones de dólares y un préstamo de 2.000 millones de dólares. Arabia Saudí ofreció 3.000 millones de dólares en efectivo y préstamos, y 2.000 millones de dólares adicionales en combustible.
Las arcas están desesperadamente escasas desde que los disturbios de la Primavera Árabe alejaron a los turistas e inversores.