Ninguna de las aerolíneas que vuelan por el Aeropuerto Cibao de la provincia de Santiago, tienen registrado la salida de una persona que lleve por nombre Alejandro Castillo Paniagua (Quirinito), dijeron al Listín Diario empleados y ejecutivos de las mismas.
También en las funerarias Blandino de la calle 27 de Febrero, frente al cementerio de la 30 de Marzo y la Protectora la Altagracia, de la avenida Hermanas Mirabal, de Santiago, en declaraciones al Listín Diario negaron que allí se haya producido algún velatorio de una persona con ese nombre.
Por igual que en la funeraria Savica y otras que operan en barrios y sectores suburbanos de Santiago, sus ejecutivos dicen que tampoco tienen registros de que se haya hecho algún pedido de velatorio con el nombre de esa persona.
También las aerolíneas que hacen sus vuelos por el Aeropuerto Cibao, dicen lo mismo, algunos funcionarios y empleados al ser consultados sonreían y otros comentaban, “las redes sociales, van a poner a la gente loca”.
Porque surge la preocupación
La preocupación surge luego que la encargada de la funeraria Don Benigno de la calle Salcedo de San Francisco de Macorís, Amparo Paulino, declaró al Listín Diario, que unos señores a bordo de una jeepeta a eso de las 11 de la noche compraron en ese establecimiento un ataúd y que junto a su propietario y el sereno lo llevaron al apartamento del residencial Bethy Marie, del sector Paseo del Río donde cumplía prisión de medio libre “Quirinito”.
De acuerdo a la ejecutiva, la caja adquirida era para colocar el cadáver de una persona que había fallecido en un apartamento del residencial Marie Bethy y luego retornarla a la funeraria Don Benigno para velarlo.
Pero que cuando el dueño de la funeraria y el sereno llegaron vieron que algo raro se movía y que al preguntar qué pasaba, una mujer que se identificó pariente del supuesto muerto, le advirtió que el cuerpo se lo habían llevado a Santiago.
Sostuvo que las propias personas que visitaron la funeraria, compraron el ataúd y contrataron los servicios para los actos fúnebres, regresaron al dueño y a sereno junto a la caja de “muerto” que estaba vacía.
Paulino aclaró que las personas preguntaron al propietario de la funeraria que cuanto le debía, pero que él le respondió que nada, porque no había ofrecido ningún servicio.