ESPAILLAT.- Con 80 años de edad, 60 de los cuales ha consagrado a servir “llueva, truene o ventee” como chofer de carro público en la ruta San Víctor-Moca y Moca-San Víctor, Antonio Reinaldo Castillo, a quien todos conocen como El Morocho, constituye un personaje muy querido para las personas que viajan y han viajado por más de 6 décadas con él en cada uno de los carros manejados.
Aunque exhibe mucha satisfacción por la labor realizada a lo largo de 6 décadas trasladando personas de un lugar a otro, El Morocho dice que su trabajo no ha servido para guardar dinero, sino para comer humildemente, por lo que a su avanzada edad, espera que el presidente de la República, Luis Abinader, a quien define como una persona muy humana y que le gusta ayudar, le otorgue una pensión solidaria que le permite vivir con dignidad los últimos días de su vida.
Cuando se le pregunta cuáles han sido los momentos más satisfactorios de su carrera como chofer de carro público, indica con mucho orgullo que cuando le ha tocado llevar personas enfermas o mujeres parturientas a centros de salud a altas horas de la noche o en la madrugada “en muchas ocasiones he llevado personas al médico que gracias la urgencia con que hemos actuado se han podido salvar”.
El morocho nos cuenta que comenzó su labor como chofer de carro público en 1961, cuando solo tenía 20 años de edad y pocas personas viajaban a la ciudad en vehículos. “Eran pocos los que viajaban a la ciudad de los campos, pero más pocos los que podían pagar un pasaje, aquellos años eran tiempos muy difíciles y de gran escasez”, manifestó el reconocido personaje del volante.
Expresó que a lo largo de su carrera a compartido en la ruta con muchos choferes y ha visto morir cientos, aunque dice que su mayor experiencia la ha tenido con miles y miles de choferes que ha montado en sus carros y que, aunque a lo largo de su tiempo laborado no ha conseguido fortuna, su mayor satisfacción en el cariño, respeto y la admiración de muchas personas que les saludan en las calles.
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