JARABACOA. En medio de las montañas y el clima templado de Jarabacoa, una edificación se resiste a perder el esplendor con que se erigió hace ya 68 años. Los detalles en caoba que le adornan prueban del glamour que caracterizó sus años mozos e intentan mantenerse inmunes al deterioro que afecta algunas de sus estructuras.
Es el hotel Montaña, inaugurado el 13 de agosto del 1949 durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina que, tras largos años de desocupación, espera por la inversión pública o privada que le devuelva la esplendidez que le arrebató el abandono y salde una deuda de más de RD$100.0 millones que arrastra de un proceso de arrendamiento anulado.
El hotel, situado en el paraje El Puerto del municipio Jarabacoa, provincia La Vega, tuvo una gran acogida desde su inicio. Publicaciones de la época cuentan que días antes de su inauguración ya tenía reservadas sus 22 habitaciones, tanto por personal del gobierno de entonces como por turistas que quisieron ser testigos del evento.
Pero las instalaciones que acogieron a distinguidos huéspedes, ahora solo sirven de granja de gallinas y patos del escaso personal de seguridad que vigila la edificación.
La escena de patitos nadando en un estanque pudiera ser enternecedora si no se tratara de un agua sucia en la piscina que complementaba las atracciones del Montaña, construido para seducir a los amantes del ecoturismo y recordado como el nido de amor para los recién casados entre las décadas de 1950 a 1970.
El arrendamiento
Euclides Sánchez, senador de La Vega, recuerda que el declive del Montaña empezó en los años 80 por falta de inversión y una mala administración. Su cierre definitivo se produciría próximo al 1990.
Tras varios años de abandono, el hotel fue objeto de varios saqueos de mobiliario y parte de sus estructuras y, en un intento por ponerlo a operar nueva vez, durante el gobierno de Leonel Fernández (2004-2008) se destinaron unos RD$37.6 millones para su reconstrucción.
En 2007, la Corporación de Fomento de la Industria Hotelera y Desarrollo del Turismo (Corphotels) dependencia del Ministerio de Turismo, encabezado entonces por Félix Jiménez, decidió arrendarlo a la empresa Pareatis S.A, propiedad del empresario artístico José Félix Cabrera Castillo, quien tendría su administración por 35 años.
A cambio, el empresario se comprometía a asumir el costo de terminación de la reconstrucción, fijada en RD$25.7 millones, más una inversión adicional de RD$67.0 millones para equipamiento, según el contrato firmado el 7 de septiembre de 2007.
El acuerdo incluía además, una inversión adicional de RD$100.0 millones a partir del mes de abril de 2008 y una cantidad similar a partir de agosto de 2010 “para complementar la rehabilitación del hotel”. El arrendatario debía pagar una renta mensual de US$2,000 (RD$95,600 a la tasa actual) luego de 10 años de la puesta en operación que sería en 2008.
Pero el contrato suscitó fuertes críticas en la opinión pública. Una de las razones fue que se arrendó sin llamar a concurso público y al margen de la Ley 141-97, que establece que la Comisión de Reforma de la Empresa Pública (CREP) era la única entidad encargada de contratar la capitalización y/o arrendamiento de los hoteles de Corphotels.
Las críticas llevaron el caso a una litis judicial que terminó con una sentencia de la Segunda Sala de la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional que decretó su nulidad absoluta en 2009.
Entre otras cosas, el tribunal consideró que al momento de materializarse el contrato “se violentó sensiblemente los principios de transparencia en la administración pública”.
Además de un hotel en abandono, el Estado carga ahora con una deuda que le exige Pareatis como compensación por los gastos incurridos en la remodelación del hotel. En la edificación se observan algunos mobiliarios de cocina, aires acondicionados, revestimiento de techo en madera y verjas de metal, unas instaladas y otras apiñadas en algún pasillo, que se confunden entre el sucio actual con las piezas originales.
Bienvenido Pérez, director del Corphotels, sostiene que instancias del Gobierno tratan de llegar a un acuerdo con Cabrera para resarcirle lo invertido y luego llamar a licitación para arrendar el hotel. Desconoce la cifra exacta de la deuda, pero sabe que es mayor de RD$100.0 millones.
Carencia de habitaciones
Amos Martínez, presidente del Clúster Turístico de Jarabacoa, destaca la importancia de que el Montaña vuelva a operar en un municipio que tiene carencia de habitaciones hoteleras. Define a Jarabacoa como el punto más importante del ecoturismo en el país.
El municipio de 673.9 kilómetros cuadrados de extensión y perteneciente al sistema montañoso de la Cordillera Central, tiene una topografía que lo hace favorable a deportes tales como rafting, canoying, parapente y montañismo.
También es atractivo para la construcción de villas como segunda vivienda, de las que se cuentan entre 4,500 a la fecha, según los cálculos de Martínez, que estima una empleomanía de tres personas por cada unidad.
La población del municipio es de 53,803 personas, conforme el Censo de 2010. Después de la agropecuaria, el turismo es su segunda fuente de ingresos y mueve al año entre 350,000 a 400,000 turistas, la mitad de ellos extranjeros.
Pero las habitaciones hoteleras no pasan de las 1,200 y resultan insuficientes para un destino considerado como cuna del ecoturismo.
De lunes a jueves la ocupación es de un 25% a un 30% y los fines de semana aumenta al 80%, pero en días feriados como Semana Santa o Navidad, sobrepasa la totalidad, explica Martínez, para quien el hotel Montaña es una prioridad.
“El hotel es un ícono de Jarabacoa que llenaría una necesidad súper importante y es parte de esa historia del municipio que se debe preservar”, insiste.
Un anfiteatro
El senador Euclides Sánchez aboga por una rápida intervención en el hotel. Hasta sus oídos llegaron las informaciones de que se podría convocar una nueva licitación, pero le preocupa que las propuestas no sean tan abarcadoras como la del empresario Cabrera en 2007.
Aunque el contrato no detallaba el alcance de la reconstrucción, el legislador refiere que contemplaba un anfiteatro ecológico, cabañas, farmacias, centro de servicios estéticos. “Ese anfiteatro es una gran necesidad para el Cibao, que no tiene un lugar así… El ecoturismo necesita una contrapartida cultural, artística y ese anfiteatro es muy necesario”, recalca.