Cientos de manifestantes se concentraron este miércoles en Porto Alegre, al comenzar el juicio que decidirá sobre la condena a prisión dictada en primera instancia contra el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, reportó EFE.
El expresidente seguirá el juicio desde el sindicato de los metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde inició su carrera política y fundó el PT en 1980.
Las movilizaciones son tanto a favor como en contra de Lula, quien responde este miércoles en un juicio en segunda instancia que decidirá si se mantiene la pena de nueve años y medio de prisión dictada por un tribunal inferior por los delitos de corrupción y lavado de dinero.
El juicio se desarrolla en el Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF4), situado en una céntrica zona de Porto Alegre en la que ha sido cerrado el tránsito de vehículos y peatones, y se ha desplegado un fuerte operativo de seguridad, que incluye hasta francotiradores apostados en las azoteas de algunos edificios.
En esta causa, una de las siete abiertas en su contra en la Justicia, la mayoría por supuesta corrupción, Lula responde por presuntos sobornos recibidos de la constructora OAS, que se habrían concretado en la entrega de un tríplex en el balneario Guarujá a cambio de favorecer a esa compañía en contratos con Petrobras.
El juicio definirá el futuro personal de Lula y puede influir en el desarrollo del proceso político de cara a las elecciones de octubre próximo, a las que el expresidente pretende presentarse como candidato del Partido de los Trabajadores (PT).
Lula lidera hasta ahora los sondeos de opinión, pero una eventual ratificación de la condena pudiera impedirle ser candidato, lo cual sería decidido posteriormente por la justicia electoral.
El expresidente asistió el martes a un acto con miles de simpatizantes en Porto Alegre.
Tanto en Sao Bernardo do Campo, como en la populosa ciudad de Sao Paulo y en otras regiones del país, también han sido convocadas manifestaciones, que en todos los casos concentran a personas tanto a favor como en contra del exmandatario.
Lula promete luchar en las calles
De acuerdo con otro reporte de EFE, Lula dijo estar “tranquilo” y prometió que “sea cuál sea el resultado” continuará su lucha en las calles para que los brasileños tengan “respeto y dignidad en este país”.
“Dudo que en este país haya un magistrado más honrado que yo”, expresó entre los gritos de una militancia enardecida.
La concentración a la que acudieron más de 70.000 personas, según los organizadores, comenzó en una céntrica calle de la capital del sureño estado de Río Grande do Sul y recorrió después cerca de dos kilómetros hasta el Anfiteatro Por-do-Sol, un espacio donde la militancia realizaría una vigilia para apoyar a su líder.
“Solo una cosa me hará parar en lo que estoy haciendo: es el día en que yo no esté más aquí. El día en que muera”, remarcó, al tiempo que volvió a arremeter contra la prensa y las elites que “desmontan” el país.
Lula se convirtió el pasado 12 de julio en el primer expresidente de Brasil condenado penalmente desde el restablecimiento de la democracia (1985).
Los carteles de “Viva Lula” se cruzaban con los de “Fora Temer”, pero entre todos ellos reinó uno: “Elecciones sin Lula es fraude”.
Como si se tratase de un mesías bajado de Pernambuco, el estado del nordeste donde nació hace 72 años, el exmandatario ha conseguido aunar en su figura la frustración de una parte importante del Brasil más polarizado de los últimos años.
Los militantes no olvidan la destitución de Dilma Rousseff en 2016, ni las reformas de corte liberal emprendidas por el ahora presidente Michel Temer y aguardan una victoria de Lula en 2018 para volver a dar protagonismo a las políticas sociales.
Los problemas con la Justicia de Lula, incluida su condena, poco importan para unos simpatizantes cegados de idolatría hacia el antiguo dirigente sindical.
Eliseu Passo, de 66 años, es un portero jubilado y exculpa a Lula de cualquier responsabilidad porque las denuncias en su contra “no tienen ningún respaldo jurídico”, según dijo a EFE.
De otra generación es Marilia Correa, de 25 años, pero igualmente defensora del icono de izquierdas: “Fue un óptimo presidente y nadie tiene una prueba contra él”.
En otro punto de Brasil, unas 600 personas, la mayoría vestidas de amarillo y verde, se concentraron el martes en la céntrica Avenida Paulista de Sao Paulo para expresar su rechazo a Lula y pedir la prisión del exsindicalista.
Al grito de “Lula en la cárcel” y “Lula nunca más”, los manifestantes cargaron “Pixulecos”, como se conocen los muñecos hinchables del expresidente vestido de preso, y carteles a favor del juez Sergio Moro, el magistrado que lo condenó en primera instancia.
En otro punto de la Avenida Paulista, un centenar de simpatizantes de Lula realizó un pequeño acto para salir en su defensa.