El candidato de los Hermanos Musulmanes Mohamed Mursi se ha convertido este domingo en el primer islamista al frente del país más poblado del mundo árabe, tras ser declarado vencedor de las presidenciales egipcias.
En su página web, el presidente electo rindió “un homenaje particular a la justicia en Egipto, a las fuerzas armadas y a la policía por haber protegido el proceso democrático” en las presidenciales. A las 18H00 GMT se dirigirá a la Nación.
Mursi consiguió 13,2 millones de votos frente a los 12,3 de su rival Ahmed Shafiq, último primer ministro de Hosni Mubarak, declaró el presidente de la Comisión Electoral, Faruk Soltan.
El primer presidente elegido desde que Mubarak se vio obligado a dimitir por una revuelta popular en febrero de 2011 tiene 60 años, es ingeniero y posee diploma de una universidad estadounidense.
Su victoria llenó de alborozo la plaza Tahrir de El Cairo, donde miles de simpatizantes suyos gritaban “Alá akbar” (Dios es grande), lanzaban fuegos artificiales y coreaban “¡Abajo el poder militar!”.
“El antiguo régimen se fue. Es bueno para Egipto y para los egipcios”, reaccionó uno de ellos, Jaled Abdel Satar.
“Es una victoria para la revolución egipcia”, comentó a la AFP otro manifestante, el abogado Mohamed Abdel Ghafar. Su amigo Ahmed Shabrawi espera que esto permita el traspaso del poder a un presidente civil.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), que dirige el país desde la caída de Mubarak, se ha comprometido a entregar el poder ejecutivo al nuevo presidente antes del final del mes. Su jefe, el mariscal Husein Tantaui, felicitó a Mursi.
Pese a contar con la legitimidad que le confieren unas elecciones en las que los egipcios pudieron elegir libremente a su presidente, Mursi dispondrá de un margen de maniobra muy reducido frente al Consejo militar.
Y es que el ejército recuperó el poder legislativo tras disolver a mediados de junio el Parlamento, controlado por los islamistas, a raíz de una sentencia judicial que declaró ilegal el modo de escrutinio.
Cualquier reforma estará supeditada a los militares hasta que se elija a una nueva Cámara de Diputados.
El ejército también se reserva un derecho de control sobre la redacción de la futura Constitución del país, y prerrogativas importantes en materia de seguridad y de mantenimiento del orden en este país de unos 82 millones de habitantes.
La tasa de participación en la segunda vuelta de las presidenciales, celebradas el 16 y 17 junio, fue del 51%, frente al 46% de la primera, el 23 y 24 de mayo.
El anuncio de los resultados decepcionó a los partidarios de Shafiq, un general retirado. Algunos gritaban, otros lloraban o se llevaban las manos a la cabeza.
“No veo muy bien cómo este hombre (Mursi) y su grupo pueden representar a Egipto”, se preguntaba Magued.
“Es un arreglo entre el ejército y los Hermanos Musulmanes”, lamentó una simpatizante de Shafiq, que no quiso identificarse. En su opinión, “el ejército teme que el país se suma en la violencia”.
Mursi dirige el Partido de la Justicia y la Libertad, el escaparate político de los Hermanos Musulmanes, por lo que se ha beneficiado del activismo de esta cofradía, la más importante y mejor organizada de las formaciones políticas del país.
Shafiq contaba por el contrario con el apoyo de la malla política del expartido de Mubarak, de una gran parte de los cristianos coptos y de muchos egipcios, seducidos por un discurso centrado en el restablecimiento de la seguridad después de una transición política caótica.
El anuncio de los resultados debía haberse hecho el jueves, pero fue postergado por la comisión electoral, aduciendo que necesitaba tiempo para examinar los recursos presentados por los candidatos.
Durante varios días, tanto Mursi como Shafiq libraron una batalla de declaraciones y comunicados, en los que cada uno proclamaba su victoria.
El movimiento islamista palestino Hamas, en el poder en Gaza, considera que la victoria de Mursi es un “revés” para quienes intentan cooperar con el “enemigo” israelí.
Pero en un comunicado, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu rindió homenaje al “proceso democrático” en Egipto y expresó el deseo de su país “de seguir cooperando con el gobierno egipcio sobre la base del tratado de paz” firmado en 1979 por los dos países.
Egipcios celebran en la plaza Tahrir de El Cairo la victoria del candidato de los Hermanos Musulmanes a la presidencia del país, Mohamed Mursi, el 24 de junio de 2012. Mursi, fue declarado vencedor de la elección presidencial egipcia, este domingo por la Comisión Electoral, un resultado ruidosamente festejado por miles de egipcios reunidos en la plaza Tahrir.