La llamada Torre López-Callejas, el futuro hotel más alto de Cuba cuyo nombre verdadero no ha trascendido aún, será administrado por la hotelera francesa Accor Hotels, según confirman fuentes que piden el anonimato.
Dicha entidad también ejercerá la gerencia del hotel Prado y Malecón, que abrirá sus puertas en 2019.
La empresa francesa Accor Hotels opera más de 4.000 hoteles en 90 países y está presente en Cuba desde 1995, donde administra el Mercure Sevilla (La Habana), Mercure Playa de Oro (Varadero) y Pullman Cayo Coco (Ciego de Ávila). Supera en Cuba las 1.000 capacidades, que serán duplicadas en 2022 en caso de terminarse la Torre López-Callejas.
La constructora francesa Bouygues Batiment Internacional (BBI) y la Unión de Construcciones Militares (UCM), perteneciente a GAESA, serán las encargadas de levantar el nuevo rascacielos del Vedado, manteniéndose vigente la actual política de contratación de operarios extranjeros para las labores constructivas.
Puesto que la parte cubana está comprometida con el 100% de la inversión, de emplearse hipotéticamente a 500 trabajadores indios y pakistaníes, con salarios que rondan los 2.000 dólars mensuales, durante los cuatro años que durará la construcción, Cuba deberá desembolsar por este concepto cerca de 50 millones de dólares.
Una cifra que duplica lo pagado por la sociedad Odebrecht-GAESA a los cerca de 6.000 trabajadores nacionales que intervinieron en la construcción del megapuerto del Mariel entre los años 2010 y 2014.
Lo chocante es que el Estado cubano exporta los servicios de sus profesionales de la salud a otros países, obteniendo ingresos brutos del orden de los millardos de dólares, mientras está obligada a importar obreros calificados a quienes paga salarios 20 veces superiores a los devengados por los trabajadores cubanos, incluyendo a los propios médicos.