El heredero y máximo responsable del gigante tecnológico Samsung, Lee Jae-yong, salió hoy de prisión después de que la justicia surcoreana redujera su condena por su implicación en la trama de corrupción de “La Rasputina”, que le costó el puesto a la expresidenta del país Park Guen-hye.
Lee, que ocupa el tercer puesto en la lista de los más ricos de Corea del Sur, abandonó las instalaciones penitenciarias en las que permanecía desde hace casi un año -desde 17 de febrero de 2017- y no hizo declaraciones ante el gran número de periodistas congregados allí.
El magnate había sido condenado el pasado agosto a cinco años de prisión por sobornar a la expresidenta Park con objeto de obtener favores del Gobierno en su consolidación como máximo responsable del grupo, malversar fondos, ocultar activos en el extranjero y perjurio.
Tras la apelación de Lee, de 49 años, el Alto Tribunal de Seúl decidió hoy rebajar esta pena a dos años y medio y le autorizó a cumplirla en suspenso, lo que le permitió abandonar de inmediato el centro penitenciario.
Según los jueces, no quedó probado que la empresa obtuviera favores gubernamentales dentro de la trama de tráfico de influencias orquestada por la expresidenta y su amiga Choi Soon-sil, conocida por la “Rasputina”.
No obstante, el tribunal consideró a Lee culpable “de forma pasiva” del patrocinio del entrenamiento ecuestre de la hija de Choi, de 22 años, una exjinete de doma clásica, según un extracto de la sentencia recogida por la agencia surcoreana Yonhap.
Para el tribunal, la mayor parte de la responsabilidad debe caer en Park y Choi, ya que fue su colusión la que obligó a los grandes conglomerados a proporcionar los sobornos.
“La expresidenta Park, que detentaba la autoridad más poderosa de este país, coaccionaba a los ejecutivos de Samsung para que pagaran sobornos y Choi buscaba beneficios personales usando sus vínculos con Park”, continúa la sentencia.
Lee había sido condenado en primer lugar por donar unos 8.800 millones de wones (6,49 millones de euros) a Park y a Choi, a cambio de recibir apoyo del Gobierno para una operación clave para la empresa y considerada de importancia estratégica para la sucesión al frente de la compañía.
La operación, una fusión entre dos filiales de Samsung que tuvo lugar en 2015, reforzó el control de Lee sobre el conglomerado, cuyo liderazgo asumió de facto un año antes, después de que su padre, Lee Kun-hee, sufriera un infarto que lo dejó incapacitado.
Los abogados del poderoso ejecutivo agradecieron hoy al tribunal la reducción de la condena, aunque adelantaron que reclamaran al Supremo que elimine el resto de los cargos.
La sentencia de hoy y la puesta en libertad de Lee, heredero del mayor conglomerado familiar de Corea del Sur, supone un duro varapalo para la Fiscalía surcoreana, que había pedido al Tribunal Supremo que endureciera una condena “demasiado ligera”.
Los fiscales, que había solicitado 12 de años de prisión, siempre habían buscado que el encarcelamiento de Lee sirviera como un claro castigo contra las practicas corruptas de las grandes corporaciones del país.
El heredero de un conglomerado que representa una quinta parte de la economía surcoreana y que engloba empresas dedicadas a electrónica, construcción o la maquinaria pesada, tomó las riendas de Samsung después de que su padre, Lee Kun-hee, sufriera un infarto en mayo de 2014, que aún lo mantiene hospitalizado y sin habla.
El caso de la “Rasputina”, que sacó a la calle a los surcoreanos en manifestaciones masivas durante meses, desencadenó la primera destitución de un presidente surcoreano en democracia y su posterior envío a prisión.