En el fin de semana en el que llegó a los cines, el filme dirigido por el veterano Clint Eastwood -basado en la autobiografía del francotirador del ejército estadounidense Chris Kyle, a quien da vida el actor Bradley Cooper- recaudó cerca de US$90 millones en taquilla.
Según medios especializados, se trata del mejor estreno de la historia en un mes de enero en Estados Unidos y el segundo más exitoso en su debut para una película clasificada para adultos.
El enorme éxito que la cinta ha tenido entre los espectadores, ha venido acompañado de duras críticas por parte de algunos sectores liberales, que consideran que no se debería “glorificar” la figura de Kyle, quien en las cuatro ocasiones que sirvió en Irak entre 2003 y 2009 mató a más de 160 personas, convirtiéndose en el francotirador más letal de la historia del ejército de EE.UU.
El pasado domingo, el director Michael Moore -conocido por sus posturas contrarias a la guerra- publicó un mensaje en su cuenta de Twitter en el que aseguraba que de pequeño le habían enseñado que “los francotiradores eran unos cobardes”.
El mismo día, también en Twitter, el actor Seth Rogen comparó a “El francotirador” -que ha recibido seis nominaciones a los Oscar, incluidas las de mejor filme y mejor actor- con una película de propaganda nazi.
Pese a que después tanto Moore como Rogen matizaron sus comentarios, la caja de pandora ya estaba abierta y numerosos políticos y comentaristas conservadores salieron a defender a capa y espada la película y a su personaje protagonista, quien falleció en 2013 en un campo de tiro de Texas al ser disparado por un veterano de guerra con problemas mentales.
Biografía polémica

La buena acogida que “El francotirador” está teniendo entre los espectadores ha tomado a muchos por sorpresa en Hollywood, ya que hasta ahora películas sobre la guerra de Irak como The Hurt Locker (“Zona de miedo” o “Vivir al límite” en Latinoamérica y “En tierra hostil” en España)- habían sido bien recibidas por la crítica pero no habían acabado de funcionar en taquilla.
Muchos creen que el filme de Eastwood se está beneficiando del éxito que tuvo en 2012 el libro autobiográfico de Chris Kyle -del que la cinta toma su nombre- y de la inteligente campaña de promoción llevada a cabo por el estudio Warner Bros, particularmente en medios conservadores, que también se han hecho eco de la controversia suscitada por el filme.
Las principales críticas que ha recibido “El francotirador”, además de hacer referencia al supuesto mensaje excesivamente patriótico y belicista que contiene el filme, se han centrado en la figura de Chris Kyle y en cómo es presentado.
Algunos han recordado que Kyle solía referirse a sus enemigos iraquíes como “malditos salvajes” y en alguna ocasión había asegurado que se arrepentía de no haber matado a más gente en el tiempo en el que sirvió en Medio Oriente.
Además, se ha hablado de las diversas historias que Kyle había contado de su biografía que no habían podido ser corroboradas, como cuando aseguró que en 2009 había matado a dos hombres en una gasolinera de Texas que habían intentado robarle su camioneta o que el gobierno de EE.UU. había contratado sus servicios en 2005 tras el paso del huracán Katrina por Nueva Orleans para disparar contra los saqueadores.

En su autobiografía, Kyle también explicaba que había golpeado en un bar al exgobernador de Minnesota Jesse Ventura -quien como él es veterano de guerra- después de que este hiciera comentarios despectivos sobre las fuerzas especiales del ejército de EE.UU.
Ventura demandó a Kyle por difamación y la justicia le otorgó hace unos meses una compensación de US$1,8 millones.
El hecho de que Clint Eastwood -conocido por sus posturas conservadoras y su apoyo al Partido Republicano- haya dirigido el filme, tampoco ha contribuido a que este haya tenido una buena recepción entre los sectores más liberales de la sociedad estadounidense.
En medio de los dos bandos enfrentados en esta controversia, están aquellos que insisten en que “El francotirador” no es una radiografía de la guerra de Irak, sino un relato sobre las dificultades por las que pasan los soldados y sus familias.