Un nuevo aniversario de la Revolución de Abril encuentra al pueblo dominicano atrapado por la pobreza y enfrentado al proceso de destrucción de la República dominicana y el desconocimiento del derecho a vivir dignamente.
Las propias cifras oficiales y los estudios realizados por organismos del sistema, expresan que hoy, la inmensa mayoría de los dominicanos y dominicanas viven en la pobreza y un 20% en la pobreza extrema o indigencia; que no confían en los tres grandes partidos ni en las instituciones del Estado y lo que es peor; no abrigan esperanzas de que por los caminos que hoy transitamos, la situación va a mejorar. O sea, aún con los niveles insuficientes de conciencia colectiva, crece el país el rechazo a la forma neoliberal de organizar la vida económica y a los valores y políticos, y a las instituciones, en que se apoya dicho modelo
Así pasaba, guardando las diferencias, en los días y años anteriores a la Guerra de Abril de 1965. Los dominicanos expresaban su inconformidad, por todos loa medios a su alcance, y el país se fue preñando de luchas, de propuestas y de acciones ejemplarizadoras.
A diferencia de hoy, en aquellos años, el pueblo dominicano expresaba en forma desbordante, su optimismo. Predominaba en su corazón, sobretodo en la juventud, el optimismo, la esperanza y la actitud de cambiar nuestro país.
A ese optimismo y esperanzas quieren apelar nuestra organizaciones en este momento crucial para el pueblo dominicano demás pueblos de Nuestra América latina, y para ello, en fechas tan importantes para nuestro país, como son el 24 y 28 de abril, aniversario del inicio de la más grande epopeya dominicana del pasado siglo veinte y de la brutal intervención militar de 42 mil soldados norteamericanos, nuestras organizaciones quieren que los hombres y mujeres que integramos el gran pueblo dominicano recordemos aquel inmenso acontecimiento que fue la Guerra Patria de abril de 1965, precisamente para destacar las cuestiones fundamentales que pueden servirnos para enfrentarla situación de hoy.
Destacar que aquella epopeya fue posible porque la gran mayoría del pueblo dominicano encontró en las consignas de la Constitución de 1963 (el programa) y constitucionalidad sin elecciones (el Camino), un elemento unificado que multiplicó hasta niveles nunca vistos, la fuerza que desde muchos años atrás venía expresándose y acumulándose a través de las luchas estudiantiles, obreras, de los campesinos, de mujeres, profesionales y de productores.