El ecologismo es teoría y movimiento que sostiene y defiende la conservación del medioambiente. Su postulado es oponerse al uso incontrolado de la naturaleza y a la degradación que esta sufre a causa de una industrialización y consumo que crea un mercado de necesidades, aprovechando su explotación y producción como materia prima gratuita, adquirida a muy bajo costo, por encontrarse en la naturaleza.
La naturaleza, como presenta tantas bondades, los países que más uso hacen de explotación, son los más desarrollados industrialmente. Alemania ha tomado la principalía y lo ha denominado como el moderno ecologismo, constituyéndose en ecología política en los años 1970, y cuando se crea el Partido Político Verde. Entendiendo que la protección del medio ambiente no es ni debe ser un elemento más de la actividad económica de las sociedades industrializadas, como se había percibido y practicado.
Es otra manera de pensar, y al mismo tiempo una visión de forma de producción, consumo y trabajo. Obviamente, una década antes, ya en los Estados Unidos se pretendió crear un movimiento político de masas con el interés de promover el debate científico del nuevo concepto y la aplicación de nuevas tecnologías, para no causar daños insostenibles e irreparables. Se popularizaron las implicaciones ecológicas y socioculturales de un crecimiento industrial desenfrenado, marcando líneas sobre el debate; trataba, principalmente del agotamiento de los recursos, apenas en dos o tres décadas próximas. En el caso de Alemania, después de un sistema ecológico natural se perdería ese sistema ecológico natural siguiendo los principios de la teoría neomalthusiana que centran el debate en torno a los peligros que conlleva el crecimiento demográfico.
Estos planteamientos produjeron una toma de conciencia de su población cada vez más sensible a los temas ecológicos; ya al final de la década de los sesenta, surgen tendencias ideológicas diferentes en el ámbito del ecologismo político, denominado Movimiento Ecologista, del cual aparecen tres tendencias: una es llamada “Ecologismo de Derecha” que se fundamenta en que el Estado debe asumir un control más autoritario y centralizado de las decisiones de los procesos ecológicos, y sostenido con los aportes de las nuevas tecnologías, por medio de una élite especializada política, tecnológica y científica.
Otra llamada “Ecologismo de Centro” que parte de la inspiración liberal que defiende el papel del Estado, como regulador de los conflictos entre ecologismo, industria y comercio. Trata con mucha exigencia de lograr una reducción del derroche energético, a través de una gestión coherente y sostenible de los recursos naturales y sostener una posición de ética ambiental en la que no se aspire a cambios radicales, sino, más bien, a hacer reajustes con un comportamiento humano racional, más nacionalista.
Una tercera tendencia llamada “Ecologismo de Izquierda” aboga por una gestión social descentralizada e igualitaria, donde el rol del Estado se oriente a una regencia que anime y ayude a hallar nuevas formas de producción, consumo y distribución.
Con un posicionamiento ético (ética ecológica) partiendo de los supuestos de que la realidad tienen consistencia y estructura, en contraposición con la ciencia sintética, impone límites a la acción humana, plantea una novedad conceptual radical, reconceptualizando las relaciones entre el ser humano y la naturaleza.
En una estructura creada y aplicada, en el seno de este ecologismo de izquierda aparecen, a su vez, otras perspectivas. Desde una verde y feminista acuñando el término “Ecofeminismo”, “el de un materialismo histórico” al “materialismo ecofeminista”; y partiendo de la teoría socialista, al de “ecosocialismo”, y desde la síntesis entre ecologismo y movimiento pacifista el de “Ecopacifismo”, y, finalmente, viene la denominada “ecología libertaria” que remite a un tipo de ecologismo propio de un modelo de sociedad libertaria y autogestionaria que funda sus raíces en el comunismo anarquista y el utopismo marxista que evolucionó a principios del siglo, en 1900.
Los intelectuales que intervinieron en estas luchas sirvieron para preparar el terreno de la “Crítica Ecológica” que pasaría a las relaciones internacionales, donde se desarrolla ya el movimiento ecologista – con la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El ecologismo político europeo se vio en la necesidad de aplicar su “crítica ecológica” a las nuevas tecnologías y nuevos inventos y, en especial, a la industria nuclear ya conocida como un peligro de guerra atómica”, logrando, entonces, el surgimiento del “Ecopacifismo”. En este mismo contexto, pero con otras interpretaciones del papel del Estado, el ecologismo político de izquierda y luego el llamado “Movimiento Verde” han encontrado la base de su inspiración para crear un partido político Ecologista Verde con fuerza social y poder estatal nacional en Alemania, pasando a influir internacionalmente en casi toda Europa, llevando a las primeras candidaturas posiciones antinucleares y con un sentido pacifista en varios ayuntamientos; así, lograron obtener escaños parlamentarios con el lema “Grupo para la Protección del Medio Ambiente”, como fue el caso de Suiza en 1979, y, luego, en Bélgica en 1981. En ese proceso, logran obtener mayor fuerza los partidos ecologistas en todos los países europeos.
En España, los primeros intentos para vertebrar un ecologismo político tuvieron lugar a partir del año 1977 con la confluencia del Movimiento Antinuclear, específicamente, el Comité antinuclear de Cataluña. Así surge, oficialmente, la Defensa del Patrimonio Natural con la creación de la primera Secretaría del Movimiento Ecologista Español.
Actualmente, estamos en vías de un cambio de paradigma de acuerdo a los científicos del ecologismo de hoy, a través de estos movimientos ecológicos, especialmente, en Europa. Una evolución muy significativa, puesto que el hombre ha sido capaz de ir produciendo modificaciones importantes en la forma en se va viendo el mundo y haciendo un nuevo y moderno mundo con la señal principal del ecologismo político; rodeados, a veces, de polémicas y críticas se logran al fin resultados positivos que anuncian una nueva era en el progreso de los conocimientos y la comprensión de la naturaleza de toda una humanidad con la conciencia de muchos científicos que en una permanente investigación en un proceso de acción-reacción del ecologismo político-social, sustentado en estudios científicos y tecnológicos logran aclarar cada vez más el panorama.
Entre los años 1473-1543, antes de Nicolás Copérnico casi todo el mundo creía que el centro del universo era la tierra, alrededor de la cual giraban el sol, la luna, los planetas y las estrellas, pero para el 1512 Copérnico presentó su teoría de que el sol era el centro del sistema y que la tierra y los planetas se desplazaban en torno a él; impregnados de la vieja imagen del mundo, sus contemporáneos no solo no hicieron caso a su teoría, sino que cualquiera que insinuara que esa idea tenía méritos era atacado por las estructuras de poder, dominado por la iglesia, que debía mantener las creencias antiguas.
Pero, como la ciencia es la actividad humana que trata de descubrir las leyes, principios, causas, etc. de la realidad del mundo y del hombre en sus diversos aspectos, después de cien años Galileo, debió enfrentarse a la Inquisición y se le prohibió continuar sus investigaciones científicas por atreverse a presentar pruebas concretas científicas en favor de la teoría copernicana. Con todos los científicos de esta época se ampliaron las observaciones de Galileo y se abrió una nueva época de avance en la comprensión del universo, una era que luego continuaría enriqueciendo un mundo cada día más conocido y unido, especialmente por los avances de la ciencia, la tecnología, la información y las comunicaciones. Todo ello incrementaría las riquezas del ecologismo y sus valores que darán sostenibilidad al futuro y a la vida en su nuevo significado de desarrollo, expresión que ha sido llevada al uso común por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo.