WASHINGTON- El Fondo Monetario Internacional rebajó hoy de nuevo las previsiones de crecimiento para América Latina, para situarlas en un modesto 0,9 % este año, sobre todo por la recesión de Brasil y el impacto de la caída de los precios de las materias primas, que afecta gravemente a Venezuela.
El informe de Perspectivas Económicas Globales del FMI, divulgado hoy al inicio de la reunión de primavera del organismo, pronostica que el parco crecimiento de Latinoamérica en 2014 se desacelerará en 2015, para repuntar ligeramente en 2016 hasta el 2 %.
Tras crecer un 2,9 % en 2013 y un 1,3 % el año pasado, los pronósticos divulgados hoy son una mala noticia para Latinoamérica, que vuelve a ver rebajadas las perspectivas de crecimiento y sigue sin generar riqueza, ni siquiera a la altura de su potencial.
“Las caídas en los mercados de materias primas seguirán siendo uno de los mayores lastres de la actividad económica en Sudamérica, a pesar de que un petróleo más barato y la recuperación estadounidense dan impulso a otras economías de la región”, indica el FMI.
“La baja confianza de los empresarios y consumidores en Brasil y la intensificación de la crisis en Venezuela han pesado en las previsiones a corto plazo”, explica el FMI en su informe.
Los economistas del Fondo no ven “impulso aparente” para el conjunto de la región, debido a los bajos precios del petróleo y otras materias primas y al menor espacio fiscal para reactivar el ritmo de crecimiento.
Brasil, que creció un 0,1 % en 2014, entrará en recesión este año, en parte debido a “los desafíos de competitividad no enfrentados”, el persistente déficit fiscal y una inflación que repuntará hasta el 7,8 % en 2015, según el FMI.
En la rueda de prensa de presentación del informe, Olivier Blanchard, economista jefe del Fondo, afirmó que “las medidas (de ajuste fiscal) tomadas son las adecuadas, pero Brasil tiene problemas que van más allá de lo macroeconómico”.
“Tiene un problema de corrupción que conocemos y esperemos que sea solucionado”, agregó Blanchard al inicio de la reunión de primavera.
Por su parte, México ha visto sus previsiones de crecimiento para los próximos dos años rebajadas ligeramente con respecto a la previsiones de enero y ahora cree que crecerá en torno al 3 % en ambos ejercicios.
El FMI mantiene sus “perspectivas sólidas” para México, aunque más moderadas debido a que la “debilidad en la demanda interna y una posición fiscal más restringida lastra el efecto positivo del crecimiento en Estados Unidos”.
Argentina también caerá este año en la recesión, con una contracción prevista del 0,3 %, según datos del Gobierno argentino, al que el FMI ha pedido cálculos más precisos que reflejen mejor la alta inflación en todo el país.
Venezuela sufrirá una contracción del 7 % este año, mucho más abultada que el 4 % de 2014, con la inflación desbocada en cerca del 97 %, muy por encima del 60 % del año pasado.
La fuerte caída de los precios del petróleo, el control estatal de la economía y “otras distorsiones han intensificado las carencias de productos básicos” para una economía ya en recesión y en mala forma.
Entre las economías que crecerán con más fuerza este año en la región destacan las de Chile (2,7 %) y Perú (3,8 %), que mejorarán con respecto a 2014, mientras que otras como Colombia (3,4 %) y Bolivia (4,3 %) retroceden.
No obstante, el FMI explica que persiste la incertidumbre sobre las reformas en Chile, el efecto de la caída de los precios del petróleo en la economía colombiana y el efecto de las políticas en Perú para hacer frente a una menor inversión y exportación de su importante industria minera.
Por otro lado, las economías centroamericanas se verán beneficiadas por el abaratamiento de los precios del petróleo y la influencia del crecimiento estadounidense, que tendrá un efecto positivo en el aumento de las remesas.
El pronóstico del Fondo para las economías de Centroamérica cifra el crecimiento medio de este año en el 4,2 % y en el 4,3 % el del próximo ejercicio.
Asimismo, los países del Caribe dependientes de los ingresos del turismo se beneficiarán de la tendencia a la baja de los combustibles y la recuperación de la primera economía mundial, pese a que la alta deuda pública y la no resuelta falta de competitividad y fragilidad del sector financiero siguen siendo preocupantes, en opinión del Fondo.