La polarización del debate político y las políticas migratorias que singularizan a los nacionales de ciertos países, han espantado a muchos visitantes, algo que los empresarios del turismo están empezando a cuantificar.
El caso de los visitantes mexicanos a Estados Unidos es un buen reflejo de esta tendencia. En su campaña presidencial en 2016, Donald Trump llegó a tratar de violadores y adjetivos similares a los inmigrantes mexicanos. Por eso, no es de extrañar que muchos potenciales turistas de ese país no se sientan tan bienvenidos en Estados Unidos en la era Trump.
Eso le va a costar dinero a la economía estadounidense. Cada año cerca de 70 millones de extranjeros de todas las nacionalidades llegan como turistas o visitantes temporales a Estados Unidos.
Los mexicanos son la segunda nacionalidad más representada entre los visitantes extranjeros a Estados Unidos, apenas superados por los canadienses. Uno de cada cuatro turistas extranjeros en el país tiene pasaporte mexicano. Y en 2017 muchos de ellos cancelaron sus visitas. Entre enero y septiembre de 2017 el número de visitantes mexicanos a Estados Unidos cayó en 6% comparado con el mismo periodo en 2016, según cifras oficiales del gobierno de EE.UU.
La presidencia de Donald Trump ha caído como un balde de agua fría en el crecimiento de la industria turística estadounidense. En los primeros cinco meses de 2017, el número absoluto de visitantes extranjeros cayó en cerca de un millón de personas, una disminución del 2.8% frente al año anterior.
En los primeros cinco meses de 2017 el número de visitantes extranjeros a Estados Unidos cayó en cerca de un millón. Lo que representa 857,000 mexicanos menos que en el primer semestre de 2016. “Esto genera una pérdida promedio de US$518 millones que dejó de entrar al país.
“No podemos saber con exactitud la razón que tuvo cada uno de estos mexicanos para no venir. Pero no resulta muy aventurado estimar que parte de la respuesta está dada por la retórica y política migratoria, así como el deterioro de relaciones entre el gobierno de Trump y el gobierno mexicano”, añade.
Sacks agrega que en 20 años de estadísticas, nunca se vio una caída en el número de visitantes mexicanos como la experimentó este año. “Lo más parecido fue en 2003 cuando cayó en 8%. “Creo que la industria turística estadounidense está muy preocupada por esta situación”, asegura Sacks.
Durante el gobierno de Trump, la opinión internacional sobre Estados Unidos se ha vuelto más negativa.
En junio, el Centro Pew, un instituto de investigación independiente sobre la opinión pública, había reportado que el porcentaje de personas con opinión favorable de Estados Unidos había caído a 49%, después de haber sido 64% al final del gobierno del presidente Barack Obama.
La misma reportaba que la opinión negativa de Estados Unidos en México llegaba a casi 66% cuando dos años antes apenas llegaba a 29%.
“La manera en que la gente del mundo se siente con respecto a Estados Unidos es importante para la industria y ese sentimiento ha caído en los 11 meses que llevamos del gobierno de Trump”, advierte Sacks.
Los defensores del gobierno de Trump argumentan que el mandatario le ha dado prioridad a garantizar la seguridad de sus conciudadanos antes que buscar agradar a potenciales visitantes extranjeros. Trump ha dicho que la prioridad es garantizar la seguridad de sus conciudadanos.
El actual gobierno estadounidense ha dicho que las políticas migratorias que propone son un importante aspecto de la estrategia de seguridad interna del país.
Estas políticas incluyen la llamada “extreme vetting“, o revisión extrema de personas procedentes de países que Estados Unidos considera que generan riesgos para la seguridad interna, así como el llamado veto migratorio, que impone restricciones adicionales, en diferentes niveles, a la llegada de ciertos visitantes de Somalia, Yemen, Siria, Libia, Irán, Corea del Norte, Chad y Venezuela.
Y por supuesto la estrategia migratoria de Trump incluye anuncios de endurecimiento de la posición frente a los inmigrantes indocumentados, que en Estados Unidos son en su mayoría de nacionalidad mexicana.
También habrá quién argumente que la atracción que ejerce Estados Unidos es tal que, siempre habrá millones de visitantes dispuestos a tomarse la foto en los parques de Disney en Florida, el Cañón de Colorado, el edificio Empire State de Nueva York o tantos otros iconos turísticos de esta nación.
Pero las cifras empiezan a dejar claro que la hostilidad que el mundo percibe en los estadounidenses frente a los extranjeros de muchos países, no saldrá gratis a la industria turística.