El mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán afrontará a partir de mañana en Nueva York un juicio por narcotráfico que le puede costar la cadena perpetua, un proceso muy mediático que se prevé dure más de tres meses y que empezará con la elección del jurado.
A casi dos años de su extradición a EE.UU. comenzará una nueva etapa en la carrera delictiva de Guzmán Loera, de 61 años, considerado el más poderoso y buscado capo de la droga, quien durante años mantuvo en vilo a las autoridades de México, de EE.UU., con un proceso liderado por una respetada fiscal de Nueva York de origen argentino.
“El Chapo” fue extraditado a Nueva York para hacer frente a cargos por narcotráfico como jefe del Cártel de Sinaloa, el mayor exportador de drogas a EE.UU., según la Agencia Antidrogas (DEA), aunque también le reclamaban los estados de Texas, California, Arizona, Illinois y Florida, y aún tiene imputaciones pendientes en México.
Será un juicio histórico, uno de los más mediáticos, tal vez el más esperado por el Gobierno de EE.UU. en mucho tiempo, la prensa y el público, ya que el interés por la vida de este mexicano, de baja estatura, -de ahí su alias-, cabello muy oscuro y que a simple vista parece inofensivo, sobrepasa las fronteras de su país, y ha llegado hasta a series para la televisión a nivel internacional.
El presunto capo ha acaparado la atención tanto por los delitos que se le imputan y su lujosa vida al margen de la ley, como por evadir a las autoridades, su relación con la actriz Kate del Castillo y sus dos espectaculares fugas de prisiones en México, la primera tras haber cumplido casi ocho años de prisión.
La abogada de origen argentino, Andrea Goldbarg, estará al frente del grupo de fiscales de EE.UU. que presentará las pruebas o evidencias con las que buscarán condenar al mexicano, quien se enfrenta a cadena perpetua.
Todos los cargos se relacionan con la distribución de droga, lo que incluye blanqueo de dinero y porte de armas, desde el imperio que se alega construyó como líder del Cártel de Sinaloa, y que según ha señalado la DEA, sigue siendo una de las mayores amenazas para EE.UU.
Guzmán -uno de los hombres más buscados del FBI y la Interpol y ahora detenido bajo aislamiento bajo estrictas medidas de seguridad en una cárcel federal en el distrito de Manhattan por su historial de fugas al más puro tipo de Hollywood- se sentará en el banquillo de los acusados en un proceso judicial que se podría durar varios meses.
El juicio contra “El Chapo”, que ha pasado más tiempo escapando de las autoridades que en una prisión pese a haber sido capturado en tres ocasiones, comenzará con la selección del jurado, cuyos nombres no se conocerán por decisión del juez Brian Cogan que preside el caso, como parte de las medidas de seguridad que se han tomado para protegerles.
En este proceso, en el que se espera que su joven esposa Emma Coronel, con quien tiene hijas gemelas de 7 años, se sitúe en primera fila como ha ocurrido durante las audiencias previas al juicio, la defensa la encabezarán el conocido abogado neoyorquino Jeffrey Lichtman y Eduarzo Balarezo, nacido en Ecuador.
El juicio, inicialmente previsto para abril de este año y luego para septiembre, arrancará en noviembre después de una serie de alegatos de su defensa en audiencias previas, entre ellas, por su estricto confinamiento o las medidas extremas que se tomarán para su traslado al tribunal y de fracasados intentos para que se pospusiera hasta inicios del 2019.
La fiscalía se ha negado a revelar la identidad de sus testigos, algunos antiguos colaboradores de “El Chapo”, vinculados a su alegada red de narcotráfico o antiguos rivales, para evitar, según alega, que Guzmán pueda tomar represalias en su contra, pese a su confinamiento estricto en prisión.
El Cártel de Sinaloa, que se alega dirigió durante dos décadas y que controla el tráfico de drogas en varias regiones de México, en particular en la costa del Pacífico, es el de mayor expansión internacional, en comparación con otros cárteles mexicanos.
Mantiene centros de distribución en varias ciudades de EE.UU y la droga llega a través de puntos a lo largo de la frontera de México con California, Arizona, Nuevo México y el oeste de Texas.
La DEA identifica como sus líderes, además de a Guzmán Loera, a Ismael Zambada García y Rafael Caro Qintero, aún fugitivos, y Dámaso López Núñez, extraditado este año a EE.UU.