Las donaciones de órganos están aumentando debido a las sobredosis letales de drogas, y los pacientes a los que se los trasplantaron tuvieron en general una evolución similar a la de quienes los recibieron de donadores convencionales, informaron investigadores el lunes.
Los hallazgos podrían alentar un mayor aprovechamiento de órganos de víctimas de sobredosis. Los investigadores de la Universidad Johns Hopkins encontraron que esos trasplantes han aumentado casi 24 veces desde 2000. Eso fue antes de que las sobredosis acapararan titulares de prensa y de que la mayoría de los centros de trasplantes consideraran aceptar tales órganos.
En 2016 hubo 3.533 trasplantes en los que se aprovecharon órganos de personas que murieron por sobredosis, un aumento en comparación con sólo 149 trasplantes de ese tipo en 2000, halló el estudio.
Las muertes por sobredosis van en aumento y la mayoría ocurren fuera de los hospitales, lo que obstruye la donación de órganos. Sin embargo, ese tipo de fallecimientos representan ahora aproximadamente 13% de los donadores muertos, un incremento en comparación con el 1% en 2000, según los expertos.
“Esta no es una solución ideal ni sostenible a la escasez de órganos”, escribió la principal investigadora, la doctora Christine Durand, en la publicación Annals of Internal Medicine.
Sin embargo, como hay casi 115.000 personas en la lista nacional de espera para un trasplante, el equipo de Hopkins concluyó que el aprovechamiento de órganos de fallecidos por sobredosis “debería ser optimizado” porque muchos pacientes podrían morir mientras aguardan otra alternativa.
En el estudio difundido el lunes, los investigadores utilizaron un registro federal para comparar los resultados de casi 338.000 pacientes que recibieron un trasplante de 2000 a 2016 de donantes fallecidos por enfermedad, trauma o sobredosis.
En general, la supervivencia de los recipientes de trasplantes fue similar con el órgano de una víctima de sobredosis. De hecho, en comparación con quienes recibieron órganos de personas que fallecieron por enfermedad, en ocasiones los que recibieron órganos de adictos evolucionaron un poco mejor porque los donantes que mueren por sobredosis tienden a ser más jóvenes y posiblemente no sufrían presión alta, diabetes u otros problemas de salud que pueden afectar el funcionamiento de los órganos, según los investigadores.
El estudio halló que es más probable que los órganos de víctimas de sobredosis sean clasificados como de “mayor riesgo” de incluir enfermedades infecciosas como VIH o la hepatitis C. Pero el equipo de Hopkins señaló que con exámenes mejorados a todos los órganos donados para detectar infecciones _y los nuevas y efectivas medicinas contra la hepatitis C_ el riesgo general para los candidatos a trasplante es bajo, y debe ser sopesado cuidadosamente para determinar la mejor opción para cada paciente.
“Es tranquilizante que estos órganos funcionen bien y proporcionan muchísimo beneficio”, dijo el doctor David Klassen, director médico de la Red Unida para Compartir Órganos, que supervisa el sistema de trasplantes en Estados Unidos. No participó en la investigación.
El Departamento de Salud y Ciencia de The Associated Press recibe el apoyo del Departamento de Educación de Ciencias del Instituto Médico Howard Hughes. La AP es la única responsable de todo el contenido.