El Departamento de Justicia de EE.UU. nombró ayer al exdirector del FBI Robert Muller como “fiscal especial” para supervisar la investigación de esa agencia sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016.
En un comunicado, el vicefiscal general, Rod Rosenstein, anunció el nombramiento de Muller para supervisar la pesquisa sobre la intrusión rusa y los “asuntos relacionados”, en una aparente referencia a los posibles lazos entre la campaña del hoy presidente de EE.UU., Donald Trump, y el Kremlin.
“Mi decisión no es un hallazgo de que se han cometido delitos o de que una acusación está garantizada. No he llegado a semejante determinación”, explicó Rosenstein.
“Lo que he determinado -precisó- es que, con base en circunstancias únicas, el interés público requiere que ponga esta investigación bajo la autoridad de una persona que ejerza una cierta independencia de la cadena normal de mando”.
El vicefiscal insistió en que “un fiscal especial es necesario para que el pueblo estadounidense tenga una confianza completa en el resultado” de la investigación.
“El fiscal especial Mueller tendrá todos los recursos apropiados para dirigir una investigación exhaustiva y completa, y estoy seguro de que él seguirá los hechos, aplicará la ley y alcanzará un resultado justo”, agregó Ronsenstein.
Mueller ha acordado dimitir de un bufete de abogados para el que trabajaba, a fin de “evitar conflictos de intereses”, añadió el comunicado.
El nuevo fiscal especial dirigió el Buró Federal de Investigación (FBI) durante doce años bajo las presidencias del republicano George W. Bush y el demócrata Barack Obama, hasta su retirada en 2013.
A Mueller le sucedió como director del FBI James Comey, quien fue destituido por el presidente Trump la semana pasada, una decisión que desató una tormenta política en Washington.
Comey dirigía la investigación sobre la injerencia rusa en los comicios de 2016 y los posible lazos del equipo de campaña de Trump y el Kremlin.
Comey fue despedido por sorpresa, en un principio por su papel en las investigaciones que había realizado por el polémico uso de correos electrónicos desde un servidor privado de parte de la excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton, a quien derrotó Trumo en los comicios del pasado noviembre.
Poco después de esa versión oficial, Trump dijo que había prescindido de Comey al considerar que era un “fanfarrón” y que el FBI era “un descontrol” desde hacía tiempo.