HOMS, Siria- Ha pasado casi una semana desde que el gobierno sirio y los grupos rebeldes acordaron hacer un alto al fuego en Homs; conforme los combatientes de la oposición abandonan la Ciudad Vieja, miles de habitantes desplazados regresan.
Las calles del distrito están llenas de personas que sacan sus pertenencias o transportan sus objetos personales de vuelta a sus hogares.
La gente usualmente está ocupada y rara vez bromean o sonríen, pero en medio de esta escena sobresalía una mujer pequeña, delgada y de apariencia frágil. Su nombre es Zeinat Akhras; un grupo de personas la rodeó, la abrazó y la besó, casi lloraban de alegría.
Zeinat es una de las menos de 30 civiles que se sabe que sobrevivieron al sitio de Homs: más de dos años de bombardeos constantes, disparos de francotiradores y hambre.
“Tengo 49 años y peso solo 34 kilos”, me dijo Zeinat cuando me reuní con ella en una iglesia dañada en el Viejo Homs.
“Los bombardeos fueron terribles, ocurrían casi todo el tiempo. Me hirieron una vez en el brazo y en el hombro”.
Zeinat sobrevivió al sitio junto con su hermano Ayman. Se quedaron en un pequeño apartamento con la esperanza de que no lo derribara una bomba o de que los rebeldes islamistas no los mataran por ser cristianos, ya que la oposición considera que los cristianos respaldan el régimen del presidente, Bachar al Asad.
“A menudo me acusaban de respaldar al gobierno”, dijo Ayman Akhras, sentado en el departamento con su hermana Zeinat.
“Les dije: ¿A quién se supone que tengo que respaldar si estoy atrapado aquí? No respaldo a nadie”.
Ayman y Zeinat dedicaron todas sus energías a mantenerse vivos. Ayman se aventuraba a salir a las peligrosas calles casi todos los días en busca de material para quemar en la pequeña estufa que tienen en el departamento.
“Solo conseguía la madera que los rebeldes dejaban tras cortar los árboles. Nunca quemé muebles, solo usé los marcos rotos de las ventanas y las puertas que habían quedado destrozadas tras los bombardeos”.
Las ventanas del pequeño departamento que ocupan los hermanos también explotaron pronto, por lo que quedaron expuestos al frío, además de hambrientos y asustados por la guerra que se libraba a su alrededor.
Los rebeldes capturaron la parte antigua de Homs en 2011. Las fuerzas armadas de Siria emprendieron una enorme ofensiva para recuperar el territorio y usaron artillería pesada en la zona urbana.
Luego, las fuerzas del gobierno rodearon a los rebeldes y sitiaron el distrito, impidieron la entrada de alimentos y suministros médicos. Los habitantes de la zona occidental acusan al régimen de al Asad de recurrir al hambre en la guerra civil. La ONU señala que ambas facciones impidieron la entrada de suministros en los lugares sitiados, pero que el gobierno usa el hambre con mayor frecuencia.
Zeinat y Ayman pronto se dieron cuenta de que se les acababan las provisiones mientras el sitio continuaba.
“Al principio teníamos algunos alimentos enlatados, pero pronto se acabaron”, recuerda Ayman.
“Luego, los rebeldes llegaron y saquearon nuestro departamento. Tomaron muchos alimentos secos que nos quedaban, como harina,bulgur y arroz. Vinieron más de 30 veces, entraron a la fuerza y nos apuntaron sus armas a la cara. El estar dormido en la noche y despertar con un arma apuntada a tu cabeza es una sensación horrible”.