Su llegada a la Casa Blanca no ha sido tersa, pero nadie puede negar que su equipo ha trabajado a un ritmo frenético.
Los que esperaban que el ejercicio del poder moderara sus posturas de campaña estaban muy equivocados. Estos primeros días le han bastado para empezar a cumplir sus promesas más inquietantes y abrir frentes de batalla con la prensa, los mexicanos, los inmigrantes, los ambientalistas o los defensores del libre comercio.
Evidentemente, Trump ha comenzado a reversar los avances de los últimos ocho años. En otras palabras, a borrar el legado de Barack Obama, incluido el emblemático programa sanitario conocido como Obamacare. Pero diversos analistas van más allá y señalan que sus posturas implican un retroceso de décadas, e incluso representan una ruptura con el orden mundial que conocemos desde la Segunda Guerra Mundial.
“Con respecto a las relaciones de Estados Unidos con el mundo, Trump parece mucho más radical”, escribió Fareed Zakaria en The Washington Post. “De palabra y obra, parece estar alejándose de la idea de un Estados Unidos en el centro de un orden internacional abierto, basado en reglas. Esto sería un retroceso de más de 70 años de política exterior estadounidense”.
El reputado analista se remite a un ensayo del New York Review of Books que apunta cómo desde 1945 los líderes tanto demócratas como republicanos se han regido por tres principios básicos.
En primer lugar, que la seguridad de Estados Unidos se ve fortalecida por sus amplias y profundas alianzas en el mundo.
En segundo, que una economía abierta y global le permite a Estados Unidos y a otros países crecer. Y en tercer lugar, que la democracia tiene una serie de ventajas y se debe privilegiar frente a otros tipo de regímenes.
Trump rompería esa tradición, pues durante décadas ha atacado esos puntos de vista al considerar que son ingenuos y han permitido que el resto del mundo se aproveche de Estados Unidos.
Todas las preocupaciones teóricas se han convertido en una alarmante realidad, de consecuencias imprevisibles, con las medidas que ha tomado Trump desde que pronunció su discurso de investidura populista y nacionalista.
De la eliminación de Obamacare a la construcción del muro con México, pasando por su agresiva posición ante la ONU, este es un breve recuento de lo que ya firmó y lo que se perfila:
El primer decreto, contra Obamacare
El magnate comenzó por firmar un decreto contra la emblemática ley de salud Obamacare, y ordenó a su gobierno conceder el máximo de exenciones posibles a esa reforma de 2010 detestada por los republicanos, a la espera de su derogación en el Congreso.
México, la piñata de Trump
En campaña, el hoy presidente de Estados Unidos no paró de insultar a los mexicanos, y las cosas no mejoraron tras su posesión.
Además de anunciar su intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), echó a andar la construcción del muro en la frontera sur, insiste en que México lo va a pagar y borró de un brochazo las tradiciones diplomáticas al cancelar por medio de un agresivo trino la reunión que tenía prevista con su colega Enrique Peña Nieto. Para rematar, su gobierno anunció que estudia pagar la barrera con un impuesto de 20% a los productos que vengan de México.