Nueva York.- Cientos de dominicanos residentes en el sector de Corona, Queens, al igual que de otras etnias, se sienten preocupados ante las diversas actividades violentas y contra la ley que vienen desarrollando temibles pandillas de jóvenes establecidas en dicho vecindario.
Dicho sector es mayoría hispana, entre ellos dominicanos, colombianos, ecuatorianos, salvadoreños, guatemaltecos, bolivianos, peruanos, mexicanos, venezolanos y chilenos. También hay americanos asiáticos (chinos, indios, coreanos, filipinos y japoneses), así como italianos americanos y afroamericanos, pero en menor cantidad.
La pandilla “Sur 13” es la más activa y de acuerdo con el “Informe de Pandillas Nacionales”, elaborado por el Negociado del Buro Federal de Investigaciones (FBI), los sureños son uno de los grupos criminales de más rápido crecimiento en Estados Unidos.
El criollo José González, quien residente en el área desde hace varios años expresó “Son muchachos violentos y están armados. No tienen miedo de morir ni de matar, no les importa nada. Esos garabatos (grafitis) en las paredes parecen cualquier cosa, pero no tienen nada de inofensivo. En cualquier momento ocurre un tiroteo”.
El senador dominicano en Queens, José Peralta, sostuvo que la rivalidad entre pandillas (incluyendo Sur 13) ha generado demasiada violencia durante tiempo. “El año pasado organicé una reunión pública para tratar el tema de las pandillas en nuestras comunidades a raíz del aumento en delitos violentos perpetrados por pandilleros”, dijo.
Los sureños usan el azul para identificarse, también el número 13 en números romanos (XIII), en la ropa y en los tatuajes, también se tatúan a la Virgen de Guadalupe y andan con sus rosarios.
Según el reporte del FBI, además de la distribución de drogas, para cumplir con el objetivo primario de ganar dinero, las pandillas “están aumentando su participación en los delitos de alto beneficio económico, como el tráfico sexual, la prostitución y formando alianzas con otras organizaciones criminales para ampliar sus redes”.
Añade que “se han relacionado con organizaciones criminales transnacionales mexicanas o anillos de tráfico sexual y grupos extremistas. También están aumentando su uso de la tecnología -especialmente en las redes sociales- para difundir su mensaje y reclutar nuevos miembros”.